Miguel Quintana Pali mantiene intacta la chispa que lo llevó, siendo apenas un chamaco, a tallar un Cristo de madera y meterlo dentro de una botella de pisco. Aquella hazaña infantil que exigía paciencia de relojero y su habilidad innata para emprender proyectos desde temprana edad, se transformó en una vida dedicada a imaginar, construir y compartir experiencias dentro de un concepto que promueve las tradiciones y hospitalidad de un país: México.
La historia de Miguel Quintana Pali es la sucesión de anécdotas que no ha dejado de soñar y un empresario que promovió la segunda edición de la Feria Xcaret Arte Popular Mexicano y celebró el Día Internacional del Turismo, rodeado de los verdaderos guardianes de la creatividad nacional: los artesanos mexicanos:141 maestros de todos los rincones del país que exhibían lo más valioso de su talento.
“Tuvimos que ampliar los premios porque había demasiadas piezas buenas”, confesó Miguel Quintana Pali, visiblemente orgulloso del nivel alcanzado entre los participantes, cuyas obras combinan maestría técnica y devoción profunda.
Para reconocer ese talento, Grupo Xcaret destinó casi un millón de pesos en premios, repartidos en cuatro categorías —cerámica, textil, madera y técnicas mixtas que incluyen cristal y fibras naturales— además de una categoría especial este año dedicada a la Virgen de Guadalupe.

Los ganadores recibieron 100 mil pesos, el primer lugar; 80 mil pesos el segundo, 60 mil pesos el tercero y 20 mil pesos las menciones honoríficas. Más que una competencia, estas divisiones son un mapa vivo de la diversidad artesanal de México, donde cada pieza cuenta la historia de su región y de las manos que la hicieron posible.
Quintana Pali, con la misma mirada curiosa de cuando era niño, recorrió cada stand, escuchó las historias detrás de cada obra y, con el entusiasmo de un coleccionista, adquirió diversas piezas.
De unas 6 piezas que tenía su colección de Vírgenes de Guadalupe -dice- probablemente en esta feria adquirió más de 50, algunas valuadas en más de 150 mil pesos, piezas magistralmente elaboradas por maestros artesanos, a los que no les regateó.
Ese amor por la artesanía no se queda solo en la feria que desde 2024 él impulsa. Apenas en junio de este año, durante la inauguración de la nueva etapa del hotel Xcaret México, entre amigos, familiares, socios, invitados especiales del ramo financiero y medios de comunicación, Grupo Xcaret presumió orgulloso que había invertido más de 100 millones de pesos en arte popular mexicano para decorar las habitaciones de su renovado hotel.
De tal manera que, más allá de un bonito textil como pie de cama, almohadas bordadas o un cesto de mimbre como miniatura de dulcero, al ingresar a su habitación o suite, los huéspedes descubren cuadros de gran formato que exhiben textiles monumentales elaborados con técnicas ancestrales y colores vibrantes. Hay artesanía en todos los rincones, a grado tal que, hasta los azulejos del baño hay animales pintados que hacen referencia a la identidad de Grupo Xcaret.
Además, entre los huéspedes de los hoteles, Grupo Xcaret les giró este año la invitación para visitar la feria de artesanía mexicana a las 2,700 habitaciones.
Su objetivo: que el turismo sea un puente para fortalecer la identidad cultural. “Promovemos que a los artesanos les vaya bien, que sus hijos se sientan orgullosos y regresen a trabajar con ellos. Así recuperamos lo que en gran parte se ha perdido”, dijo. La estrategia funciona: miles de visitantes —muchos de ellos mexicoamericanos— regresan a sus hogares con un renovado orgullo por México y la certeza de que el arte popular es un tesoro vivo.
Con la serenidad de un empresario que ha superado huracanes, epidemias y diversas crisis, pero también con el inconformismo que lo caracteriza, Quintana Pali promete que cada año la feria renovará una tercera parte de sus participantes para dar oportunidad a otros maestros. “Lo que hoy es bueno, mañana debe ser mejor”, afirma, convencido de que la superación constante y el objetivo de ser el mejor es el verdadero motor del éxito.
Grupo Xcaret opera 6 parques temáticos, tres hoteles, ofrece tours a sitios arqueológicos, cuenta con una naviera con servicio de ferry, paseos en catamarán yate, y cuenta con agencias de servicios y clubes vacaciones. Posee además 17 mil colaboradores. Su segunda edición de la feria de arte popular mexicano ha sido también un homenaje a quienes a la par de utilizar técnicas tradiciones heredadas de generación en generación, como el uso del telar, moldeado del barro, la talla de madera, urdido de hamacas, el trabajo con fibras vegetales entre muchas otras, y pieza por pieza, mantienen viva el alma de México.