En el norte de la vibrante ciudad de Guadalajara, México, se alza un monumento a la naturaleza y la ciencia: el Museo de Ciencias Ambientales de la Universidad de Guadalajara.
México contará con el Museo de Ciencias Ambientales más grande
Con una inversión de 100 millones de dólares y siete años de dedicación, esta obra maestra arquitectónica abrirá parcialmente sus puertas en noviembre, introduciendo al público en un viaje único donde la ciencia, la poesía y la cultura convergen en un asombroso espacio de 23.000 metros cuadrados.
Este museo, que ya tiene un 80% de su estructura completa, es mucho más que un edificio; es un santuario del Antropoceno, una era donde la humanidad se ha convertido en una fuerza geológica. Su diseño refleja la omnipresencia del agua, la ciudad y los ecosistemas, creando un lugar donde el conocimiento científico y la cultura ancestral se fusionan.
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La inauguración será gradual debido a recortes presupuestales, comenzando con el Jardín Educativo en noviembre de 2023 y continuando con la planta baja de la galería en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara en 2024. La obra, que ha enfrentado desafíos financieros y políticos, representa un compromiso con las comunidades locales y aspira a ser un catalizador para transformaciones socioecológicas.
El proyecto, diseñado por el despacho noruego-estadounidense Snøhetta, ha sido reconocido internacionalmente, ganando premios por su concepto de paisaje de herencia cultural y su diseño eco-inteligente. El museo se aparta de las convenciones tradicionales al organizar su acervo científico no por taxonomía, sino por paisajes definidos por el uso cultural del espacio natural, integrando al ser humano de manera innovadora.
A pesar de las críticas sobre su magnitud y costo, el director del museo, Eduardo Santana Castellón, destaca su propósito fundamental: ser un bien público destinado a las familias más necesitadas, un espacio para dialogar con el conocimiento y abordar problemas cotidianos. Este enfoque comunitario se refleja en la construcción conjunta con científicos, maestros, estudiantes, artistas y vecinos.
El Museo de Ciencias Ambientales, más que un edificio, se presenta como un testamento a la conexión entre la ciudad, el poder humano, y la necesidad de comprender y preservar la naturaleza para evitar el colapso de nuestras ciudades.
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Aunque su construcción enfrentó desafíos, desde conflictos presupuestales hasta disputas políticas, su apertura marca el comienzo de un viaje único para explorar y comprender la interdependencia entre la humanidad y el entorno natural.