Marcela Calderón, reconocida alfarera mexicana, ha dedicado su vida a preservar y promover la alfarería tradicional, un arte que considera esencial para la identidad cultural de México. En una reciente entrevista, afirmó que “en México falta conocer la historia de la alfarería para valorarla”, destacando la necesidad de educar sobre las técnicas y significados detrás de este oficio milenario.
Calderón, originaria de Oaxaca, trabaja con técnicas prehispánicas como el bruñido y el modelado a mano, creando piezas que combinan tradición y estética contemporánea. Su obra, que incluye vasijas, esculturas y utensilios, refleja la herencia de comunidades indígenas, como los zapotecas, que han usado el barro como medio de expresión durante siglos.
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La alfarera señaló que muchas de las técnicas que utiliza, como el uso de arcillas locales y pigmentos naturales, están en peligro de desaparecer debido a la industrialización y la falta de interés de las nuevas generaciones. “Cada pieza cuenta una historia, pero pocos saben el esfuerzo detrás”, explicó, enfatizando la importancia de transmitir este conocimiento.
Calderón ha impartido talleres en comunidades rurales y urbanas, enseñando a niños y adultos a trabajar el barro. Estos esfuerzos no solo buscan preservar las técnicas, sino también empoderar a las comunidades al mostrarles el valor económico y cultural de la alfarería. Sus talleres han sido elogiados en X, donde usuarios destacan su pasión por “mantener viva nuestra herencia”.
Su trabajo también aborda temas sociales, como la equidad de género. En un país donde la alfarería ha sido tradicionalmente un oficio masculino, Calderón ha roto barreras, inspirando a mujeres a incursionar en este arte. “El barro no distingue género; es un lenguaje universal”, afirmó en una charla reciente.
Exposiciones de Calderón, como “Tierra Viva” en el Museo de Arte Popular, han mostrado cómo la alfarería puede dialogar con el arte contemporáneo. Sus piezas, decoradas con motivos inspirados en la naturaleza y la mitología mexicana, han sido adquiridas por coleccionistas nacionales e internacionales.
La alfarera también ha criticado la falta de apoyo gubernamental para los artesanos, señalando que muchos trabajan en condiciones precarias. Propone la creación de programas educativos que integren la historia de la alfarería en las escuelas, para fomentar un aprecio más profundo por este arte.
En X, sus palabras han resonado, con usuarios pidiendo más espacios para los artesanos y el reconocimiento de la alfarería como patrimonio cultural. “Marcela nos recuerda lo que México puede perder si no valoramos lo nuestro”, escribió un seguidor.
Con su talento y compromiso, Marcela Calderón no solo crea piezas de barro, sino que construye puentes entre el pasado y el presente, invitando a México a redescubrir y valorar un arte que es parte de su alma cultural.
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Con información DEL UNIVERSAL
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