Este 19 de agosto de 2024, México será testigo de un fenómeno astronómico único que ocurre con poca frecuencia, aproximadamente cada dos o tres años: la esperada Luna Azul. Aunque su nombre sugiere un cambio en la apariencia del satélite, este fenómeno no implica que la luna adquiera un tono azulado. Sin embargo, su rareza y el profundo simbolismo que lo acompaña han generado gran interés a nivel mundial, convirtiéndolo en un evento que fascina tanto a aficionados como a expertos en astronomía.
Este fenómeno, conocido como Luna Azul, tiene dos definiciones ampliamente aceptadas en el ámbito astronómico. La primera hace referencia a cuando se presentan dos lunas llenas dentro de un mismo mes calendario, siendo la segunda de ellas la que se denomina Luna Azul. La segunda definición, menos conocida pero igualmente válida, alude a la tercera luna llena que ocurre dentro de una estación en la que, de manera inusual, se presentan cuatro plenilunios en lugar de los tres acostumbrados. Para el caso específico de la Luna Azul que tendrá lugar en agosto de 2024, estamos ante un ejemplo de Luna Azul estacional, pues en este invierno (correspondiente al hemisferio sur) se producirán cuatro lunas llenas, según la información proporcionada por la plataforma astronómica Star Walk.
De acuerdo con National Geographic, el origen del término “Luna Azul” resulta tan misterioso como el propio fenómeno. A lo largo del tiempo, se han propuesto varias teorías acerca del porqué de esta denominación. Una de las explicaciones más extendidas sugiere que la confusión en la interpretación de textos antiguos dio lugar a la adopción de este nombre. Por otro lado, algunos estudiosos creen que se trata de una modernización de un término proveniente del inglés antiguo, el cual hacía alusión a la infrecuencia con la que ocurre este fenómeno. A pesar de las distintas versiones sobre su origen, lo que sí es indudable es que la expresión “Once in a Blue Moon” (una vez en una Luna Azul) se ha consolidado en la cultura popular como un modismo que simboliza la rareza o improbabilidad de que algo suceda.
Aunque se le atribuye un significado especial por lo infrecuente de su aparición, la NASA aclara que, en términos visuales, la Luna Azul no difiere en absoluto de cualquier otra luna llena. No obstante, en raras ocasiones, la luna puede adquirir una tonalidad azulada debido a la presencia de ciertas partículas en la atmósfera terrestre, como las que pueden encontrarse tras erupciones volcánicas o incendios forestales. Estos eventos atmosféricos extraordinarios filtran la luz de manera que le confieren a la luna ese tono azulado que, aunque no es inherente a la Luna Azul, ha sido documentado en diversas ocasiones a lo largo de la historia.
A nivel histórico y cultural, la aparición de una Luna Azul, o una decimotercera luna llena en un año, ha tenido implicaciones profundas en diferentes civilizaciones. Por ejemplo, en la tradición cristiana y en el calendario eclesiástico, las fases lunares son fundamentales para determinar fechas clave como la Cuaresma y la Pascua. La inclusión de una Luna Azul en un ciclo lunar podía alterar el cálculo de estos festivales religiosos, creando una sensación de incertidumbre en las prácticas rituales de las comunidades.
En definitiva, la llegada de la Luna Azul el próximo 19 de agosto será una ocasión especial para volver la mirada al cielo y reflexionar sobre la grandeza del cosmos. Aunque el fenómeno no implique un cambio de color en la luna, su importancia radica en su rareza y en el profundo lazo que nos conecta con las antiguas tradiciones que marcaron a la humanidad a lo largo de la historia.