Diez años después de que el atleta sudafricano Oscar Pistorius disparase una pistola hasta en cuatro ocasiones y matase así a su novia, la modelo Reeva Steenkamp, la estrella olímpica salió este viernes de la cárcel y volvió a su casa tras obtener la libertad condicional el pasado mes de noviembre.
Durante todo este tiempo, Pistorius, de 37 años, siempre ha insistido en que disparó “por accidente”.
En el nefasto 14 de febrero de 2013, la modelo estaba en el otro lado de la puerta cerrada del baño de la casa que compartían en Pretoria, una circunstancia que Pistorius ha usado para defender sin éxito que entró en pánico al confundir a su novia con un ladrón que habría accedido a la vivienda por la ventana del baño.
Pero ni los jueces ni los familiares de Steenkamp, que en el momento de su muerte tenía 29 años, aceptaron esta versión de los hechos.
“No creo en la versión de Oscar. (…) No conozco a nadie que lo haga. Mi querida hija gritó por su vida lo suficientemente alto como para que los vecinos la escuchasen”, señaló el pasado 24 de noviembre la madre de la modelo, June Steenkamp, en una carta leída por sus abogados.
La misiva salió a la luz poco antes de que el Departamento de Servicios Penitenciarios (DCS) de Sudáfrica, que celebró dicho día una audiencia a puerta cerrada en la prisión de Atteridgeville (Pretoria), confirmase la libertad condicional de Pistorius a partir de este viernes, 5 de enero.
Entonces, Steenkamp dudó del arrepentimiento del reo, al destacar que “la rehabilitación requiere que una persona se comprometa honestamente con toda la verdad de su delito y las consecuencias del mismo”.
Sin embargo, en otro comunicado publicado hoy, la madre de la víctima señaló que “siempre hemos sabido que la libertad condicional es parte del sistema legal sudafricano y siempre hemos dicho que la ley deber seguir su curso” si bien “nunca podrá haber justicia si tu ser querido nunca regresará”.
De los estadios a la prisión
En 2012, cuando Pistorius alcanzó el cenit de su gloria al convertirse en el primer atleta con las piernas amputadas en correr en unas Olimpiadas en los Juegos de Londres, nadie pudo haber previsto que su carrera deportiva terminaría entre rejas, con las manos manchadas de la sangre de su pareja.
Entonces, el mundo admiró la proeza de un ser humano que, pese a nacer sin peronés y serle amputadas las dos extremidades por debajo de las rodillas cuando tenía once meses, compitió sobre prótesis de carbono con atletas no discapacitados y alcanzó las semifinales en la prueba de 400 metros.
Hasta llegar ahí, Pistorius (Johannesburgo, 1986) pasó una infancia y adolescencia traumáticas, marcadas por la vulnerabilidad propia de su merma física, la separación de sus padres, los problemas con un padre ausente y la muerte de su madre cuando él tenía 15 años.
Estas circunstancias, difíciles de adivinar en el joven seguro de sí mismo que desafío a la naturaleza y a las autoridades del atletismo para correr con “los normales”, marcaron a fuego su vida, según dijo en el juicio.
Pero la opinión pública pronto empezó a conocer una versión distinta de este “superhombre”.
Un largo proceso legal
La libertad condicional que Pistorius -pintado en sus juicios como un apasionado de los automóviles caros, la velocidad y las armas de fuego que creció en el seno de una familia adinerada y muy cristiana- culmina un largo proceso legal.
Tras un juicio que captó una atención mediática mundial, Pistorius fue inicialmente condenado en octubre de 2014 a cinco años de prisión por homicidio imprudente, pero la Fiscalía apeló el fallo.
En 2015, el Tribunal Supremo de Apelación de Sudáfrica anuló esa condena y lo declaró culpable de asesinato, remitiendo el caso de nuevo a un tribunal de primera instancia que, en julio de 2016, sentenció a Pistorius a seis años de cárcel por asesinato.
Sin embargo, después de otro recurso de la Fiscalía, el Tribunal Supremo de Apelación elevó la pena en noviembre de 2017 a quince años, el mínimo contemplado por la ley en casos de asesinato salvo situaciones excepcionales.
En la práctica, esa sentencia significó trece años y cinco meses de cárcel, al descontarse el tiempo que Pistorius -que pasó una etapa en libertad bajo fianza y bajo arresto domiciliario- ya había permanecido en prisión.
Ahora, el atleta podrá cumplir “el resto de su condena en el sistema correccional comunitario”, según anunció el DCS, que aseguró que “será sometido a supervisión en cumplimiento de las condiciones de libertad condicional”.
¿Por qué el atleta fue a prisión?
La noche del 13 de febrero de 2013, su imagen de héroe se hizo añicos al conocerse que había matado en su casa de Pretoria a su novia, la modelo Reeva Steenkamp, de 29 años.
El atleta le descerrajó cuatro tiros a través de la puerta del baño, donde la joven se encontraba en el momento de los hechos, a las tres de la madrugada, asegurando que la confundió con un ladrón.
Rico y admirado, hasta ese momento las marcas se amontonaban por firmar contratos con este símbolo de la superación, conocido en todo el mundo como ‘Blade Runner’, por las prótesis de carbono que llevaba en ambas piernas.
Su participación en los Juegos Olímpicos de Londres-2012, contra atletas no discapacitados, fue la cima de su carrera deportiva y ese mismo año fue proclamado por la revista estadounidense Time como una de las cien personalidades más influyentes del planeta.
Pero al día siguiente del crimen, la maquinaria mediática se centró en este caso sin comparación.
En un proceso en primera instancia transmitido en directo por las televisiones, se escrutan las debilidades del ídolo caído. Pistorius se muestra colérico, a veces al borde de la paranoia.