El sitio arqueológico de Chakanbakán, ubicado en el sur de Quintana Roo, ha revelado la existencia de mascarones monumentales de estilo olmecoide, considerados una de las expresiones artísticas más impresionantes de la región. Estos descubrimientos, realizados por arqueólogos del INAH, muestran el esplendor y la complejidad cultural de los antiguos mayas.
Los mascarones, elaborados en estuco y piedra, representan rostros humanos estilizados con rasgos propios de la iconografía olmeca, como labios gruesos y ojos almendrados, combinados con elementos de la tradición maya. Esta mezcla sugiere una interacción cultural más profunda de lo que se pensaba entre ambas civilizaciones.
Ubicados en fachadas de templos y estructuras ceremoniales, los mascarones cumplían funciones simbólicas vinculadas al poder político y a la conexión espiritual con las deidades. Su tamaño y ubicación estratégica refuerzan la idea de que eran parte fundamental de la vida ritual en Chakanbakán.
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El hallazgo confirma que la influencia olmeca se extendió hasta el Caribe mexicano, desafiando teorías anteriores que limitaban su presencia a la zona del Golfo. Chakanbakán emerge así como un punto clave en la red cultural y comercial de Mesoamérica.
El estilo olmecoide se fusionó con la cosmovisión maya, creando una expresión artística única. Los arqueólogos destacan que estos mascarones no son meras decoraciones, sino mensajes visuales cargados de simbolismo político y religioso.
El estado de conservación de las piezas representa un reto para el INAH, ya que la humedad y los fenómenos climáticos como huracanes ponen en riesgo su integridad. Se han implementado medidas de protección y restauración para garantizar su preservación.
La comunidad local ha recibido con entusiasmo los descubrimientos, al considerarlos un motivo de orgullo cultural y una oportunidad para atraer turismo enfocado en el patrimonio histórico.
Especialistas subrayan que estos hallazgos muestran que el sur de Quintana Roo guarda aún un vasto potencial arqueológico poco explorado, capaz de cambiar la narrativa tradicional sobre la expansión cultural mesoamericana.
Los mascarones olmecoides no solo son una manifestación de arte monumental, sino también una ventana hacia la interacción entre pueblos que compartieron territorios y tradiciones a lo largo de siglos.
Con cada hallazgo en Chakanbakán, se amplía la comprensión de la historia maya y su relación con otras culturas, recordando que el pasado de Quintana Roo es tan vasto y monumental como sus paisajes naturales.