Hace más de 160 años, el naturalista británico Alfred Russel Wallace se hizo conocido gracias a una sorprendente observación durante sus expediciones en las islas del sudeste asiático. Se percató de que, aunque ciertas islas estaban muy cerca entre sí, la fauna que las habitaba era completamente diferente. A un lado de una línea imaginaria se encontraban animales y plantas típicos de Asia continental —como tigres, elefantes y primates—, mientras que al otro lado predominaban especies más asociadas con Australia, tales como canguros, casuarios y otros marsupiales.
¿Qué es exactamente la Línea de Wallace y dónde está?
La Línea de Wallace —llamada así en honor a su descubridor— es una frontera biogeográfica invisible trazada entre las islas de Bali y Lombok, y también entre Borneo y Célebes, en el archipiélago malayo. Aunque sobre el agua no se distingue físicamente, bajo el mar se encuentra la profunda fosa de Wallace, una trinchera submarina de gran profundidad que actúa como un límite natural entre dos plataformas continentales: la de Sunda (Asia) y la de Sahul (Oceanía).
¿Por qué los animales no cruzan la Línea de Wallace?
La clave principal radica en la combinación de barreras físicas y evolución independiente:
- Fosa marina profunda: se formó hace millones de años durante el Pleistoceno, cuando los niveles del mar descendieron drásticamente, pero incluso así, el tramo entre las plataformas permaneció inundado. Esta hendidura ha sido un obstáculo insalvable para muchos animales terrestres.
- Corrientes oceánicas intensas: los mares que bordean estas islas se caracterizan por corrientes fuertes que impiden a muchas especies nadar o desplazarse libremente de una isla a otra.
- Adaptación evolutiva: durante miles de años, las especies en cada lado han evolucionado en ecosistemas diferentes, lo que hace que estén altamente adaptadas a sus respectivos entornos y menos aptas para emigrar al lado opuesto.
Aunque es común escuchar que “ningún animal cruza la Línea de Wallace”, lo cierto es que no es una frontera mágica o infranqueable en términos absolutos. Algunos animales sí lo han logrado, aunque con mucha dificultad, y principalmente gracias a adaptaciones únicas o al paso del tiempo ﹘por ejemplo, ciertas aves o reptiles han conseguido migrar ocasionalmente entre ambos lados.
Sin embargo, la mayoría de los mamíferos terrestres no lo hace: ni tigres ni elefantes han transitado hacia el lado oriental, mientras que los marsupiales tampoco han cruzado hacia el lado occidental . Además, el impacto humano reciente—con transporte de especies, introducción de animales foráneos y cambios ambientales—ha alterado lo que durante eones fue una barrera natural casi intacta.
Importancia científica e histórica
La identificación de esta línea no solo cambió la forma en que entendemos la distribución de los seres vivos, sino que también fortaleció las bases de la biogeografía y enriqueció las discusiones sobre la evolución, junto a teorías desarrolladas por contemporáneos como Charles Darwin.
Esta frontera natural es hoy un ejemplo paradigmático de cómo la historia geológica (plataformas continentales, glaciaciones, placas tectónicas) y las características biológicas (capacidad de dispersión, adaptaciones) se combinan para producir patrones claros y duraderos en la naturaleza.
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