Porque la vida es lo más importante, hoy hablaré de la vulnerabilidad de los cenotes.
Los cenotes por su origen y estructura, están prácticamente todos conectados entre sí, formando un sistema de cavernas, cuevas y canales en su mayoría subterráneos. Esta condición hace que sean altamente vulnerables, se puede decir, que por razones de conectividad, que “lo que le pasa a uno a afecta a todos los demás”
Esta amenaza a la salud de los cenotes y la calidad de su agua se puede contrarrestar con un mínimo de buenas prácticas tales como:
No extraer flora y fauna, así como tampoco plantar especies exóticas, liberar o criar especies exóticas y/o invasoras así como tampoco introducir mascotas.
El ruido, la iluminación, la arquitectura de la infraestructura que se coloque deben ser no invasiva.
Evitar la sobreexplotación del agua, instalando sistemas de captación de agua de lluvia, baños secos y reutilizar las aguas tratadas para riego, y sobre todo no verter aguas residuales, ni contaminantes como cloro, detergentes, fertilizantes, plaguicidas y mucho menos gasolina y solventes.
Como visitantes de los cenotes podemos disfrutarlos ahora y por mucho tiempo más si no los tocamos, ni usamos juguetes acuáticos dentro de ellos, ni orinamos, defecamos o arrojamos basura.
Los habitantes de la península de Yucatán somos privilegiados de tener acceso, a estos sitios fuentes de vida, por ello es que la educación ambiental, la participación social en su cuidado y la implementación mínima de estas buenas prácticas es necesaria.
