Hablando de historia y otras cosas, ¿sabían ustedes que la comunidad maya de Tihosuco fue declarada, hace unos meses, patrimonio cultural tangible de Quintana Roo?
Qué tal, les saluda Lorena Careaga y hoy hablaremos de algunos aspectos de este poblado, que ya desde 1579 es mencionado en las Relaciones Histórico-Geográficas de la Gobernación de Yucatán.
La importancia social y económica de Tihosuco se refleja en su imponente iglesia, construida entre 1730 y 1787, además de ser paso obligado en un camino que iba de Valladolid a la Bahía de La Ascensión. También se ha descubierto un canal de unos 24 kilómetros, que pudo constituir un acceso clandestino al mar y una ruta utilizada por los piratas y para el contrabando de mercancías.
A mediados del siglo XIX, Tihosuco era un centro económico, político y social tan destacado como Tekax o Bacalar, productor de maíz, frijol, cera y miel, y núcleo de varias haciendas azucareras que, además de caña, producían achiote, algodón y ganado.
El cacique de Tihosuco, Jacinto Pat, fue uno de los caudillos más sobresalientes en los inicios de la Guerra de Castas, en cuyo rancho se concentraron las armas y bastimentos para la rebelión. Tihosuco se convirtió en escenario clave de los combates contra los mercenarios estadunidenses en 1848 y en las siguientes décadas continuó siendo una plaza codiciada por ambos bandos en pugna.
En 1866, Tihosuco fue sitiado por los mayas, aislado de toda ayuda exterior, y defendido únicamente por el coronel Daniel Traconis y sus hombres. Durante varios meses, los cruzob atacaron la plaza, sin lograr tomarla, y finalmente fueron dispersados por los soldados yucatecos, quienes poco después dejaron el lugar. La victoria se celebró con un desfile por las calles de Mérida, pero Tihosuco permaneció completamente abandonado por los siguientes 80 años, y solo comenzó a ser repoblado en 1936.
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