Por Patricia Santos
Porque de la vida es lo más importante hoy hablaré de bioluminiscencia, primera parte.
La bioluminiscencia es la emisión de luz por parte de seres vivos que brillan ante determinadas situaciones y se produce por reacciones químicas de una forma eficiente y avanzada, ya que no genera calor ni, por tanto, malgasto de energía. Es una luz que no contamina ni se agota y que se autorregula según el entorno y los estímulos de un o un grupo de organismos.
La bioluminiscencia puede ser intensa, o pálida, multicolor, se contorsiona, aparece y desaparece, el espectáculos es maravilloso, etéreo, misterioso, reluciente y cautivador a tal grado que siendo un fenómeno natural, coquetea con la magia.
Bioluminescen, un puñado de seres vivos, las más conocidas son las luciérnagas, pero hay muchos otros: gusanos anélidos, orugas, nematodos, larvas de insectos, caracoles terrestres y marinos, milpiés, hongos, (como las setas “foxfire” que crecen en la madera en descomposición) peces como los lophiiformes, célebres por su aspecto monstruoso, calamares, medusas, ctenoforos, bacterias, dinoflagelados, y hasta hongos microscópicos.
Cuando se trata de organismos que viven a más de 200 metros de profundidad en mar, donde no llega la radiación solar y la total oscuridad se apodera del vasto escenario subacuático, la capacidad de emitir luz es tan esencial que la tienen el 75 % de las criaturas de aguas profundas.
El mayor espectáculo de bioluminiscencia por su extensión, ocurre en el verano y en el mar
No hay duda de la fascinación humana por la bioluminiscencia, pero ¿Qué función cumple?
Continuaremos.