En los últimos días, millones de personas en Instagram y TikTok han quedado completamente fascinadas por unos vídeos protagonizados por gatos que ejecutan saltos de trampolín dignos de medalla. Esta sensación se ha convertido en el fenómeno viral del momento gracias a una serie llamada “Kitty Olympics”, en la que gatos virtuales entrenan y compiten de forma impresionante.
El creador es un psicólogo canario que responde al seudónimo @pabloprompt. Al disfrutar de una buena base de seguidores, el impacto de su reciente producción fue explosivo: en apenas cinco horas obtuvo 1,5 millones de visualizaciones, y hoy acumula casi 300 millones en redes: 70 M en TikTok y 237 M en Instagram.
Lo sorprendente es que el éxito no se limitó a los gatos. Bajo la etiqueta ‘Olympics animals’, han emergido vídeos similares con perros, jirafas, capibaras, camellos e incluso leones participando en pruebas olímpicas simuladas, todos con cientos de miles o millones de views.
¿Cómo logran ese realismo?
El secreto radica en el uso del modelo Hailuo AI 2, una herramienta de inteligencia artificial lanzada recientemente y diseñada para generar animaciones fluidas con físicas realistas. Reportes indican que su creador probó la versión gratuita y logró resultados sorprendentes, aunque no tan afinados como los que hicieron famoso este trend.
Detrás de cámaras: ética y originalidad
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- Control de propiedad intelectual: No es la primera vez que surgen disputas legales entre artistas y desarrolladores de IA.
- Escasez de esfuerzo manual: Algunos generadores generan entre 8 y 10 vídeos en menos de 30 minutos, lo que cuestiona la creatividad y el trabajo artesanal.
- Origen de la idea: En este caso, @pabloprompt utilizó como base un prompt creado por otro usuario (@fofrAI), lo que plantea dudas sobre originalidad.
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Viralidad y su lado oscuro
Aunque muchos disfrutan de este tipo de contenido, también ha empezado a proliferar lo que se conoce como “AI Slop” o “basura de IA”: vídeos generados masivamente con calidad cuestionable, que terminan saturando los algoritmos de recomendación. En ocasiones, también se crean contenidos manipulados con apariencia real en contextos sensibles, como conflictos internacionales. Algunas plataformas como TikTok ya han comenzado a etiquetar este tipo de contenido.