El Museo del Louvre de París, uno de los recintos culturales más importantes del mundo, fue escenario de un robo digno de película. En apenas siete minutos, un grupo de ladrones sustrajo joyas pertenecientes a la colección de la corona francesa, cuyo valor supera los 100 millones de dólares. El hecho ocurrió la madrugada del pasado viernes y ha generado conmoción internacional.
De acuerdo con el Ministerio del Interior francés, los delincuentes ingresaron por una entrada lateral, desactivando un sistema de seguridad recientemente instalado. Las cámaras de vigilancia captaron a tres personas encapuchadas que actuaron con precisión quirúrgica, sin dejar huellas digitales ni forzar vitrinas.
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Entre las piezas sustraídas se encuentran el Collar de María Antonieta, un broche de diamantes del siglo XVIII y varias coronas ceremoniales pertenecientes a la dinastía Borbón. El robo fue descubierto horas después por el personal del museo durante la apertura al público.
Las autoridades iniciaron una investigación en conjunto con Interpol y la Policía Internacional de Arte (ARPO), que ya clasificó el incidente como uno de los mayores robos culturales del siglo XXI. Se sospecha que la operación fue planeada con ayuda interna, dada la precisión con la que se evitó el sistema de alarmas.
El Louvre, que recibe más de 9 millones de visitantes anuales, reforzó inmediatamente su seguridad. En un comunicado, la dirección lamentó profundamente los hechos y aseguró que “las piezas robadas son insustituibles, no por su valor económico, sino por su relevancia histórica”.
Los investigadores rastrean posibles rutas de contrabando hacia Bélgica y Suiza, donde suelen venderse obras y joyas robadas a coleccionistas privados. Expertos en arte aseguran que las piezas son fácilmente reconocibles y difíciles de colocar en el mercado negro.
El suceso ha reabierto el debate sobre la vulnerabilidad de los museos europeos ante el crimen organizado. “Muchos recintos aún operan con sistemas de seguridad diseñados hace más de una década”, comentó la especialista en patrimonio cultural Claire Deschamps.
En redes sociales, el público expresó indignación y tristeza. “No robaron joyas, robaron parte de la historia de Francia”, escribió un visitante habitual del museo.
El robo al Louvre no solo representa una pérdida material, sino un golpe al orgullo cultural francés. Mientras las autoridades continúan con la búsqueda, el mundo del arte recuerda que incluso los tesoros más protegidos pueden desaparecer en un suspiro.
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Con información de LA JORNADA