En el corazón del desierto de Judea se encuentra Jericó, una ciudad que ha sido habitada desde la última Edad de Hielo, hace aproximadamente 11,000 años. Las ruinas de Jericó confirman su larga historia y testimonian el desarrollo de la cultura natufiense y su posterior transformación en una próspera ciudad.
Jericó una ciudad de ensueño
Jericó es considerada la ciudad más antigua del mundo que ha sido habitada de manera ininterrumpida. Los registros arqueológicos muestran que los primeros asentamientos humanos se establecieron allí como campamentos de cazadores-recolectores en el periodo posterior a la Edad de Hielo. Con el tiempo, estos grupos humanos construyeron murallas, edificios y casas, sentando las bases de la ciudad de Jericó.
A lo largo de sus 11,000 años de historia, Jericó ha sido testigo de diversos cambios y ha experimentado un crecimiento exponencial. En sus inicios, los habitantes vivían en viviendas circulares hechas de arcilla y paja cerca del manantial Ein as-Sultan, que les proporcionaba agua para sobrevivir. Con el tiempo, aprendieron a construir muros y torres utilizando las rocas del entorno.
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Hacia el año 8,000 a.C., Jericó experimentó un gran crecimiento y construyeron una muralla de 3.5 metros de alto para protegerse de las posibles inundaciones del manantial. Esta muralla se hizo famosa por su mención en las escrituras sagradas, donde se relata que las murallas de Jericó se derrumbaron ante la presencia de los israelitas.
A pesar de su pasado bíblico y las batallas que se libraron en sus tierras, Jericó ha conservado su importancia histórica y espiritual. Hoy en día, es posible visitar la ciudad y explorar sus ruinas arqueológicas. Jericó se encuentra a solo 25 kilómetros de Jerusalén y se puede llegar en taxi, pasando por la frontera con Palestina.
Durante el recorrido, los visitantes pueden admirar los vestigios de las antiguas viviendas circulares, las murallas y las torres. Además, pueden visitar el Monasterio de la Tentación, un lugar de gran importancia religiosa donde se dice que Jesucristo rezó después de su bautismo.
La historia de Jericó es un testimonio impresionante de la resistencia y la continuidad de la civilización humana. A lo largo de milenios, esta antigua ciudad ha superado invasiones extranjeras y sigue siendo habitada en la actualidad. Su legado perdura como un recordatorio de la capacidad humana para adaptarse y prosperar incluso en entornos hostiles.
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No te pierdas la oportunidad de sumergirte en la historia de Jericó y descubrir los secretos que guarda la ciudad más antigua del mundo. Un viaje a este fascinante destino te permitirá conectar con el pasado y maravillarte ante la grandeza de la civilización humana.