Una pareja de influencers provocó momentos de terror la noche del domingo 2 de noviembre en el Centro Histórico de Puebla, al fingir un asalto dentro de una taquería para grabar un video “artístico”. La broma, que formaba parte de un contenido para redes sociales, terminó en una fuerte movilización policiaca y con el enojo de los comensales.
Los hechos ocurrieron en la taquería Alif, ubicada en la calle 5 Poniente número 145, donde los jóvenes, disfrazados de payaso y con peluca, irrumpieron en el lugar con un cuchillo de utilería, simulando un robo frente a los clientes y trabajadores. Sin saber que se trataba de una actuación, las personas que se encontraban comiendo comenzaron a gritar, correr y buscar refugio mientras otras llamaban al número de emergencias.
Operativo policial por una falsa alarma
Minutos después, elementos de la Policía Estatal y Municipal arribaron al sitio y desplegaron un operativo para detener a los supuestos asaltantes.
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Sin embargo, al revisar la situación, descubrieron que se trataba de una falsa alarma, ya que el cuchillo era de plástico y los jóvenes confesaron que solo grababan una “intervención artística improvisada” con motivo del Día de Muertos.
La pareja explicó que su intención era crear una “escena de terror realista” para TikTok, sin imaginar el caos que provocarían. Aunque las autoridades no levantaron cargos formales, los presentes expresaron su indignación y pidieron sanciones para quienes realizan este tipo de bromas sin autorización, pues además de generar miedo, ponen en riesgo la seguridad pública y distraen recursos que podrían ser necesarios en emergencias reales.
Críticas en redes y llamado a la responsabilidad
El video, difundido en redes sociales, rápidamente se volvió viral, acumulando críticas hacia los influencers por su falta de sensibilidad y responsabilidad. En los comentarios, usuarios señalaron que este tipo de “contenidos” deberían ser regulados, especialmente cuando involucran simulaciones de delitos.
La taquería Alif, a través de su cuenta de Instagram, lamentó lo ocurrido y aclaró que no tenía relación con los jóvenes ni con la grabación del video, reiterando su compromiso con la seguridad de sus clientes.
El incidente reabrió el debate sobre los límites del entretenimiento en redes sociales y las consecuencias legales de simular delitos en espacios públicos. Aunque el hecho no pasó a mayores, sirvió como recordatorio de que no todas las bromas son inofensivas.
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