La economía mexicana experimentó una caída del 0,3 % durante el tercer trimestre de 2025, de acuerdo con los últimos datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). Este retroceso pone de manifiesto que el crecimiento del país se ha estancado, especialmente dentro del sector secundario, el cual agrupa actividades como la manufactura, la construcción, la minería y la energía.
En términos interanuales, el Producto Interno Bruto (PIB) también registra una reducción del 0,3 % en el periodo julio-septiembre. Según los datos del INEGI, las actividades secundarias descendieron un 1,5 % en el trimestre referido y cayeron un 2,9 % respecto al mismo período del año anterior. Adicionalmente, el empleo formal evidenció una ligera disminución, lo que refuerza la percepción de debilidad económica. Particularmente, los sectores de industria extractiva y electricidad registraron una caída de alrededor de 9,22 %, mientras que la manufactura bajó 2,57 %.
Este comportamiento económico se inserta en un contexto complejo: la segunda economía de América Latina enfrenta el impacto de factores externos como los aranceles impuestos por Donald Trump, al mismo tiempo que lidia con una inversión privada floja y un aumento de la informalidad laboral. Desde 2023, México no ha logrado registrar un crecimiento trimestral superior al 1 % y lleva al menos cinco años sin superar el umbral del 2 %.
Aunque la amenaza de una recesión parecía cercana a comienzos de este año, el horizonte no aparece totalmente sombrío. El economista Gerardo Esquivel aduce que la incertidumbre proviene tanto del exterior como del interior del país, esta última ligada a reformas estructurales recientes. Por su parte, Gabriela Siller, directora de análisis económico en Banco BASE, considera que aunque al cierre del año podría observarse un leve crecimiento, este estará lejos de mostrar un ritmo vigoroso.
Los organismos internacionales también han revisado sus proyecciones a la baja para México. Por ejemplo, el Fondo Monetario Internacional (FMI) estima un crecimiento alrededor del 1 % para todo 2025. De igual modo, se anticipa una recuperación moderada hacia el cuarto trimestre y para 2026, aunque sin alcanzar estándares históricos de crecimiento sostenido.
En resumen, aunque la economía mexicana no ha entrado formalmente en recesión, los datos de este tercer trimestre reflejan un claro debilitamiento del crecimiento, especialmente impulsado por la caída en la industria y la construcción. El panorama sugiere que, de no aparecer estímulos o mejoras estructurales significativas, el país podría permanecer en una senda de crecimiento muy limitado durante los próximos trimestres.
 
			 
			 
					



