A 178 años del inicio de la Guerra de Castas, indígenas mayas de la Península de Yucatán aseguran que siguen enfrentando el despojo de sus tierras, una problemática que, afirman, persiste desde aquel levantamiento iniciado en 1847 por los abusos y la desigualdad social.
Simón Ku Ek, excomisario de Sahcabá, denunció que, a pesar de que los ejidatarios han demostrado la propiedad de 120 hectáreas con documentos legales, un grupo de empresarios insiste en reclamar esas tierras como propias.
El caso, que lleva siete años en litigio, ya tuvo una resolución favorable por parte del Tribunal Unitario Agrario; sin embargo, los empresarios promovieron un amparo y el conflicto se mantiene sin permitir a los campesinos trabajar la tierra.
Más comunidades mayas afectadas
La situación no es aislada. En el ejido Cinco Colonias de Mérida, 340 personas también interpusieron una demanda hace cinco años por el despojo de 18 hectáreas.
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Además, sus representantes exigen el pago pendiente por la expropiación de 204 hectáreas utilizadas para la construcción del aeropuerto de Mérida.
Faustino Mena Crespo, comisario de ese ejido, expresó su confianza en que el gobernador de Yucatán, Joaquín Díaz Mena, y el gobierno federal, encabezado por la presidenta Claudia Sheinbaum, atiendan los reclamos.
Aseguró que, durante una visita reciente de la mandataria a Mérida, le entregaron copias de las denuncias relacionadas con el despojo promovido por el Instituto de la Vivienda de Yucatán (IVEY).
Abusos legales y especulación
Luis Antonio López, abogado que representa a varias comunidades, advirtió que cada año se registran decenas de denuncias por despojo en distintos puntos de la península como Mérida, Conkal, Ucú y zonas costeras.
Denunció que empresarios foráneos se aprovechan del desconocimiento de los campesinos y de vacíos en la Ley Agraria para adquirir terrenos a precios bajos y revenderlos a valores mucho más altos.
“Urge frenar a los especuladores. Las tierras mayas están desapareciendo con el consentimiento de las autoridades agrarias”, dijo el litigante.
Para las comunidades afectadas, la lucha por sus tierras sigue viva, y el recuerdo de la Guerra de Castas continúa siendo un símbolo de resistencia frente a la injusticia histórica que aún no ha sido corregida.
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