El Departamento de Comercio de Estados Unidos ha declarado que, a partir del 14 de julio de 2025, se aplicará un arancel del 20,91% a la mayoría de los tomates importados desde México. Esta medida se produce tras la decisión de Washington de retirarse del acuerdo bilateral de 2019, que suspendía una investigación antidumping y evitaba la imposición de aranceles a los productores mexicanos.
La administración estadounidense justifica esta acción señalando que el acuerdo anterior no logró proteger adecuadamente a los productores nacionales frente a prácticas comerciales desleales. Según el Departamento de Comercio, esta nueva política permitirá a los agricultores estadounidenses competir en igualdad de condiciones en el mercado.
Reacciones y preocupaciones en México
En respuesta, el gobierno mexicano, a través del secretario de Agricultura, Julio Berdegué, ha manifestado su intención de iniciar un diálogo con Estados Unidos para renovar el acuerdo y evitar la implementación de los aranceles. Berdegué subraya que México es el principal proveedor de tomates frescos para el mercado estadounidense, representando el 90% de las importaciones, y advierte que la imposición de aranceles podría tener consecuencias negativas tanto para los consumidores en EE.UU. como para los productores mexicanos.
El secretario también rechaza las acusaciones de dumping, argumentando que no se ha demostrado que los productores mexicanos venden tomates por debajo del costo real. Además, destaca que la medida podría encarecer los precios para los consumidores estadounidenses, quienes dependen en gran medida del tomate mexicano para su consumo diario.
Contexto histórico y posibles repercusiones
Esta no es la primera vez que surgen disputas comerciales entre ambos países en torno al tomate. Desde 1996, se han establecido y renovado acuerdos para evitar investigaciones antidumping, siendo el más reciente en 2019. En ese entonces, México accedió a inspecciones y auditorías rigurosas para garantizar prácticas comerciales justas.
La retirada del acuerdo por parte de Estados Unidos y la imposición de nuevos aranceles podrían afectar significativamente la economía mexicana, especialmente en estados productores como Sinaloa y Sonora, donde miles de empleos dependen de la exportación de tomate. Asimismo, los consumidores estadounidenses podrían enfrentar aumentos en los precios de productos derivados del tomate, como salsas y ensaladas, debido a la disponibilidad limitada de proveedores alternativos.
El gobierno mexicano espera que, durante el período de 90 días antes de la entrada en vigor de los aranceles, se pueda llegar a un nuevo acuerdo que beneficie a ambas naciones y evite mayores tensiones comerciales .
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