Eliecer Rodríguez, un hombre de aproximadamente 50 años, denunció en redes sociales haber sido víctima de una estafa amorosa tras conocer a una joven por Internet.
Según su testimonio, entregó más de 9 millones de pesos colombianos (unos 40 mil pesos mexicanos) en dinero, regalos y promesas, con la ilusión de que ella viajaría para vivir con él. Hoy, Eliecer advierte sobre los peligros de los romances virtuales.
Todo comenzó cuando la joven lo contactó a través de redes sociales y, tras varias conversaciones, acordaron verse en un lugar conocido como Aparta Centro, en Colombia. Ahí formalizaron su relación y, según Eliecer, ella le prometió que pronto viajaría para estar a su lado. Sin embargo, esa promesa nunca se cumplió.
Excusas, promesas y transferencias

La joven comenzó a pedirle dinero con diversas justificaciones: boletos de viaje, comida, servicios públicos, medicinas para su madre y hasta gastos estéticos como arreglos de uñas y cabello.
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“Me decía que no había comido, que no tenía para pagar los servicios. Siempre había una excusa”, relató el afectado.
Movido por el amor, le compró ropa por un valor de 5 millones de pesos colombianos durante diciembre, además de hacerle múltiples transferencias. Pero cada vez que Eliecer esperaba verla, ella cancelaba a último momento.
El viaje que terminó en decepción
Cansado de las evasivas, Eliecer decidió viajar sin avisar a Tierralta, Colombia el lugar donde supuestamente vivía la joven. Desde allá le avisó que ya estaba esperándola, a lo que ella respondió que se estaba arreglando para ir. Incluso le pidió 700 mil pesos para ropa y 2 millones más para el cabello, pero jamás apareció. “Nunca llegó”, contó con tristeza.

Poco después, fue bloqueado de todas las redes sociales. La última vez que logró hablar con ella, ella le prometió desbloquearlo, pero hasta ahora no responde sus llamadas.
Con el corazón roto y la cuenta vacía, Eliecer decidió compartir su experiencia para advertir a otros. “Se aprovechó de que yo estaba enamorado”, lamentó. Su mensaje es claro: no confiar a ciegas en romances digitales, pues detrás de una historia de amor puede esconderse una dolorosa estafa.