¡Misteriosos murales! En el corazón de Cancún, el Palacio Municipal no solo alberga funciones administrativas: sus muros resguardan parte de la memoria artística y social de la ciudad.
Durante el conversatorio “El Palacio Municipal”, organizado por Fundadores, Pioneros e Historiadores de Cancún, se revelaron las historias ocultas detrás de sus murales y su arquitectura única.
Historia del Palacio Municipal

Construido en 1975, el edificio destaca por su diseño innovador: medios arcos en sentido perpendicular a la fachada, arcos parabólicos de cabeza y un recubrimiento en cantera de hueso agusanado.
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Según el arquitecto Francisco Romero, el Palacio funciona como “el gran pizarrón social” donde se celebran eventos patrios, ferias, conmemoraciones y celebraciones comunitarias.
Uno de los elementos más simbólicos es el mural interior pintado en 1980 por Francisco “Panchito” Cahuich Itzá, artista de raíces mayas que firmaba sus obras como “Marcela”, que se rumora que era en homenaje a su madre. Su estilo y presencia marcaron época en Cancún, pero su legado fue relegado al olvido por más de 15 años.
Un mural escondido por protegerlo
Durante la administración del presidente municipal Carlos Cardín, los murales fueron cubiertos para construir una nueva sala de cabildo sin dañarlos, aunque también quedaron olvidados.
La sala fue inaugurada en 1995 y el arte mural pasó desapercibido durante cinco trienios. No fue sino hasta el periodo de Julián Ricalde cuando volvieron a exhibirse y la sala fue renombrada como Salón Presidentes, espacio donde ahora se realizan audiencias y eventos.

El periodista Jorge González Durán lamentó que aún no exista una placa con el crédito del autor y cuestionó si esto responde a un acto de discriminación por el origen del muralista.
El Mural del Chicle, otro patrimonio perdido
Otro mural emblemático, el del Chicle, fue creado en 1992 por el artista Juan Flores, a propuesta de la asociación Biosilva A.C. La obra, de 12 metros, rendía homenaje al chicozapote y a la cultura chiclera local.
Sin embargo, la falta de conservación lo llevó al deterioro y finalmente fue reemplazado por un árbol pintado, a pesar de estar catalogado como Patrimonio Cultural de México.
Estas historias forman parte del esfuerzo colectivo por rescatar la historia visual y cultural de Cancún, narradas cada semana en la Biblioteca de la Crónica por sus fundadores e historiadores.
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