Nos guste o no, el 14 de febrero de cada año se celebra el Día del Amor y la Amistad, un día en el que se celebra el amor en todas sus formas y uno de sus principales símbolos es Cupido, un querubín que siempre se ha ilustrado con arco y flechas.
Sin embargo, su historia y su imagen no siempre ha sido como la que tenemos hoy en día.
¿Cuál es la historia de Cupido, el símbolo del Día del Amor y la Amistad?
Para entender de dónde nace esta figura, tenemos que remontarnos a la antigua Grecia.
Ahí, Cupido, nombre que le darían más tarde los romanos, era conocido como Eros, el dios del amor físico y el deseo.
El primer testimonio que se tiene sobre este personaje nos lo ofrece Hesíodo, un antiguo poeta griego que vivió entre los siglos VIII y VII A.C.
Entre sus obras más famosas se encuentra la “Teogonía“, un escrito en donde el autor intentaba contar la vida de los principales personajes de la mitología griega y los acontecimientos que los vieron envueltos.
Entre estos también estaba Eros, donde fue descrito como una de las deidades primordiales involucradas en la llegada del ser al cosmos.
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¿Cupido, el auténtico Dios del Amor?
Pese a lo mencionado otras fuentes comenzaron a representar al dios como hijo de varias parejas, como la existente entre la magnífica Afrodita y el belicoso Ares, o la de la diosa Iris y Céfiro.
Contrariamente a lo que se podría esperar, el amor promovido por Eros no siempre fue positivo, de hecho, era una personalidad descrita como traviesa y que a menudo se interponía, con un arco y una flecha, entre el mundo de los humanos y el de los dioses para unirlos, especialmente de forma ilícita.
El episodio más famoso, es el de la ninfa Dafne y el dios Apolo.
En este último, después de fanfarronear de otra hazaña con Eros, se burló de él. El dios del amor, molesto por esas palabras, buscó la forma de vengarse.
Por lo tanto, decidió tomar dos flechas: una puntiaguda y dorada, destinada a enamorar al ser golpeado; y otra de plomo, que, por el contrario, habría secado todo tipo de sentimientos pasionales.
La primero fue disparada contra Apolo y la segunda, en cambio, contra la ninfa Dafne. El dios se enamoró perdidamente de la muchacha nada más verla, pero ella rechazó su amor y, asustada, trató de escapar.
Sin embargo no siempre se presentaba a Eros como un personaje negativo.
Dada esta razón, en el siglo XIX d.C., en la Inglaterra victoriana, el Día de San Valentín comenzó a celebrarse como un día dedicado a los enamorados y a representar a Eros/Cupido como un dulce querubín, a veces un poco rencoroso, para ser mostrado en tarjetas de regalo.
Así fue exactamente como nació el Cupido que todos conocemos.