Desde Palacio Nacional, Sheinbaum defendió esta consulta como un ejercicio democrático, pero la oposición y algunos analistas cuestionan si será un proceso genuino o una estrategia para legitimar decisiones ya tomadas.
Sheinbaum, quien asumió la presidencia en octubre de 2024, ha enfatizado que la reforma busca reflejar la voluntad popular, basándose en encuestas previas que muestran el rechazo ciudadano al excesivo gasto electoral y a los plurinominales. La Comisión Presidencial para la Reforma Electoral, encabezada por Pablo Gómez, ex titular de la Unidad de Inteligencia Financiera, será la encargada de diseñar la propuesta. Sin embargo, la designación de Gómez, un aliado cercano del oficialismo, ha generado críticas por posibles sesgos en el proceso.
El anuncio de encuestas y foros responde a la necesidad de legitimar una reforma que requiere mayoría calificada en el Congreso, lo que obliga al oficialismo a negociar con aliados como el Partido del Trabajo y el Partido Verde. Estos partidos, sin embargo, han expresado su oposición a eliminar los plurinominales, argumentando que beneficia a las formaciones más grandes como Morena. Este desacuerdo plantea dudas sobre la viabilidad de la reforma sin concesiones significativas.
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Sheinbaum ha destacado que la autonomía del Instituto Nacional Electoral (INE) y el padrón electoral se mantendrán, un guiño a quienes temen un debilitamiento de las instituciones democráticas. Sin embargo, su insistencia en reducir los recursos para partidos y elecciones ha generado preocupación entre la oposición, que ve en estas medidas un intento de limitar su capacidad de competencia frente a un Morena dominante tras su victoria en 2024.
La creación de la Comisión Presidencial, que incluye a figuras como Rosa Icela Rodríguez y Arturo Zaldívar, busca proyectar un enfoque plural, pero las críticas persisten. Algunos analistas señalan que la consulta podría ser manipulada para favorecer los objetivos del gobierno, especialmente tras la controvertida elección judicial de junio de 2025, que tuvo solo un 13% de participación. La baja afluencia en ese proceso ha intensificado el escepticismo sobre la efectividad de las consultas populares.
El contexto político de la reforma es complejo. Morena y sus aliados lograron una mayoría calificada en el Congreso en 2024, lo que les permite impulsar cambios constitucionales. Sin embargo, la oposición, liderada por el PAN y el PRI, ha advertido que cualquier reforma debe surgir de un consenso amplio para evitar polarización. Algunos críticos ven en la encuesta un intento de Sheinbaum de consolidar el poder del oficialismo bajo la fachada de la participación ciudadana.
Sheinbaum ha defendido a Pablo Gómez frente a las críticas, destacando su experiencia en reformas electorales y políticas desde los años setenta. Sin embargo, ex consejeros del INE, como Lorenzo Córdova, han pedido que la reforma no toque la autonomía del instituto y corrija problemas como la sobrerrepresentación. La mención de Sheinbaum a figuras como Luis Carlos Ugalde, vinculado al fraude electoral de 2006, refleja la tensión con sectores que cuestionan la legitimidad del proceso.
La reforma electoral también se enmarca en el legado de la Cuarta Transformación, impulsada por Andrés Manuel López Obrador. Sheinbaum, quien ganó las elecciones de 2024 con el 60% de los votos, busca consolidar este proyecto, pero enfrenta el desafío de diferenciarse de su antecesor. Algunos analistas sugieren que su énfasis en encuestas y foros es una estrategia para proyectar un estilo de gobernar más dialogante, aunque no está claro cuánto cederá ante las críticas.
El proceso de consulta, que incluye preguntas como “¿Qué opinas de los plurinominales?” y “¿Qué opinas de que los partidos reciban tantos recursos?”, busca involucrar a la ciudadanía, pero su impacto real dependerá de la transparencia. La experiencia de la elección judicial, donde la baja participación fue justificada por Sheinbaum como un éxito, plantea dudas sobre cómo se interpretarán los resultados de la encuesta, especialmente si no alcanzan una participación masiva.
La reforma electoral de Sheinbaum es un momento definitorio para su gobierno, que goza de una aprobación del 85% según encuestas recientes. Sin embargo, el riesgo de polarización y la percepción de un proceso sesgado podrían socavar su legitimidad. Mientras los foros y encuestas avanzan, México observa si esta iniciativa fortalecerá la democracia o consolidará el poder de Morena en un sistema político cada vez más dominado por un solo partido.
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Con información de LA JORNADA
