El gobierno federal, encabezado por la presidenta Claudia Sheinbaum, anunció el lanzamiento de una ambiciosa campaña nacional contra el consumo de refrescos. La iniciativa comenzará en septiembre de 2025 y tiene como objetivo reducir el elevado consumo de bebidas azucaradas que coloca a México entre los primeros lugares a nivel mundial.
De acuerdo con datos recientes, cada mexicano consume en promedio 95 litros de refrescos al año, cifra cercana al consumo de toda la Unión Europea. El mercado es dominado por gigantes como Coca-Cola y Pepsi, cuya presencia está profundamente arraigada en la cultura mexicana.
Un problema de salud pública

La mandataria subrayó que los refrescos, incluso en sus versiones sin azúcar, representan riesgos graves para la salud. Entre los padecimientos relacionados con su consumo destacan la diabetes, la hipertensión, la obesidad, problemas dentales y alteraciones metabólicas.
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“Está demostrado que el azúcar en exceso representa un alto riesgo para la salud y está asociado a la diabetes y la hipertensión que termina en la muerte”, afirmó Sheinbaum durante una conferencia matutina.
El secretario de Salud, David Kershenobich, hizo hincapié en la urgencia de erradicar el consumo de estas bebidas en la infancia y adolescencia. “El contagio es social, porque se reproduce una mala costumbre”, señaló, al referirse a la transmisión intergeneracional de este hábito en las familias mexicanas.
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El tratamiento de enfermedades vinculadas a los refrescos genera enormes gastos al sistema sanitario mexicano, lo que refuerza la urgencia de reducir el consumo para aliviar la presión económica sobre las instituciones médicas.
Estrategias y expectativas
La educación será el eje central de la estrategia gubernamental. La campaña se enfocará en informar sobre los riesgos del consumo regular, desmitificar las versiones “light” y promover alternativas saludables como el agua natural. El lema elegido por las autoridades es contundente: “No cambies vida por bebida”.
Si bien Claudia Sheinbaum no confirmó nuevos impuestos a los refrescos, tampoco descartó la posibilidad de medidas fiscales adicionales. México ya cuenta con un impuesto especial a estas bebidas desde 2014, aunque especialistas consideran que su impacto podría potenciarse con ajustes.

Hasta el momento, la industria refresquera no ha emitido un posicionamiento oficial, aunque expertos anticipan resistencia. Por su parte, nutriólogos y especialistas celebraron la medida, al considerar que puede contribuir a cambios culturales profundos.
El reto es transformar hábitos en un país donde el refresco está presente en casi todas las celebraciones. No obstante, el gobierno confía en que la campaña sentará las bases para una alimentación más consciente y saludable en beneficio de las próximas generaciones.