En Agde, un pequeño y tranquilo pueblo del departamento de Hérault, en Francia, un caso insólito ha generado debate, indignación y hasta humor involuntario: Rémi, un gatito naranja, fue sancionado con una multa de mil 250 euros (unos 26 mil pesos) y además recibió una orden de alejamiento por los supuestos destrozos cometidos en la localidad. La decisión judicial ha provocado una fuerte discusión sobre los límites de la responsabilidad de los dueños de mascotas… y sobre lo que realmente se puede esperar de un gato.
Según medios locales, Rémi habría dejado sus huellas sobre cemento fresco, marcado territorio en macetas ajenas e incluso realizado otros desastres que colmaron la paciencia de varios vecinos. Las quejas se acumularon durante meses hasta que finalmente fueron llevadas ante la justicia, que falló en contra de la dueña del felino, Dominique Valdes, imponiéndole no solo la multa, sino también un castigo adicional: cada vez que el gato salga de la casa, ella deberá pagar 30 euros extra (alrededor de 640 pesos).
La disputa vecinal que lo originó todo
Valdes asegura que la situación se ha vuelto insostenible y que la relación con su vecino —el principal denunciante— se deterioró desde hace tiempo.
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En declaraciones al diario Hérault-Tribune, relató que el conflicto inició hace tres años, cuando el vecino construía una barda y encontró huellas de gato sobre el cemento fresco. Desde entonces, dice, comenzó una escalada de molestias y represalias, incluyendo daños a su vehículo y una carta amenazante enviada a través de un abogado.
“Rémi antes era un gatito feral y lo que quiero es que recupere su libertad”, comentó Valdes. “Desde que fue condenado ha vivido dentro de mi casa, pero ha aumentado de peso y se comporta de forma violenta. De alguna manera, recibió una condena doble”.
Un caso que preocupa a defensores de animales
Pese a que el caso fue juzgado en enero, volvió a cobrar relevancia porque en diciembre Dominique y Rémi deberán presentarse nuevamente ante el juez, quien podría elevar aún más la sanción: hasta 2 mil euros (42 mil 600 pesos) de multa, además de 80 euros (1,700 pesos) por cada vez que el gato acceda al patio del vecino denunciante.
Esta situación ya despertó las alarmas de organizaciones defensoras de animales en Francia, que consideran el fallo desproporcionado y potencialmente peligroso. JM Batticle, activista que lanzó una petición en la plataforma Mes Opinions, advirtió que esta resolución podría generar una jurisprudencia que afecte negativamente a los propietarios de gatos en todo el país. En poco menos de un día, la petición reunió más de 35 mil firmas.
“Los gatos exploran su entorno por naturaleza”, señaló Batticle. “Debemos movilizarnos para proteger a nuestros amigos de cuatro patas y evitar medidas que criminalicen su comportamiento instintivo”.
El destino legal de Rémi, el gatito más polémico de Francia, aún está por decidirse. Pero mientras tanto, su caso ya ha abierto un debate internacional sobre la convivencia, la justicia… y los límites del derecho cuando se trata de un felino curioso.

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