El pasado miércoles 3 de septiembre, un inusual incidente marcó un partido amistoso disputado en Tanzania entre el City FC Abuja y el JKU FC. Un enjambre de abejas irrumpió en el campo de juego y obligó a jugadores, árbitros y personal de apoyo a lanzarse al suelo para evitar picaduras.
El hecho ocurrió al minuto 77, cuando el marcador se encontraba empatado 1-1 y un futbolista recibía atención médica. Imágenes difundidas en redes sociales muestran a los jugadores recostados boca abajo sobre el césped, mientras un recogepelotas se refugió bajo una banca en un intento desesperado por esquivar a los insectos.
Partido viral y sin lesionados

Tras más de un minuto de suspensión, los voladores se alejaron y el partido se reanudó sin que se reportaran heridos. El encuentro terminó con la victoria del City FC Abuja por 2-1, pero lo que realmente lo hizo trascender no fue el marcador, sino la inesperada irrupción de las abejas africanas, conocidas por su agresividad.
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En los videos virales que circulan en distintas plataformas, se aprecia cómo no solo los jugadores y cuerpos técnicos se tiraron al suelo, sino también camarógrafos y miembros del staff, quienes buscaron protegerse del ataque.
La escena generó asombro y comentarios en todo el mundo, ya que este tipo de situaciones deportivas son poco comunes y reflejan el riesgo que representan estos insectos en la región africana.
El peligro de las abejas africanas
Las abejas africanas, también llamadas “abejas asesinas”, se consideran peligrosas debido a su carácter extremadamente defensivo. A diferencia de las abejas melíferas europeas, reaccionan con gran violencia ante cualquier amenaza, incluso mínima. Si perciben que su colmena está en peligro, cientos de individuos se movilizan al mismo tiempo, aumentando exponencialmente el riesgo para personas y animales cercanos.
Otra de sus características es la persistencia: mientras otras especies suelen retirarse después de un corto ataque, estos insectos africanos pueden perseguir a una víctima por varios cientos de metros, guiadas por la agitación de la colonia. Aunque su veneno no es más tóxico que el de otras abejas, el verdadero peligro radica en la cantidad de picaduras que pueden infligir en cuestión de minutos.

Decenas o incluso cientos de aguijonazos pueden provocar intoxicaciones graves, fallos orgánicos e incluso la muerte, especialmente en niños, personas alérgicas o animales de compañía. Por ello, expertos recomiendan extremar precauciones en zonas donde estas especies tienen presencia activa.