La naturaleza vuelve a abrirse camino en el corazón de la selva chiapaneca. Una familia de armadillos fue avistada recorriendo los senderos del Parque Ecológico Aluxes, un espacio que hace apenas unos años era un potrero y que hoy se ha transformado en un refugio de vida silvestre.
El hallazgo ocurrió mientras visitantes y personal del parque caminaban por las veredas del área, donde se toparon con varios ejemplares juveniles de armadillo. El avistamiento causó sorpresa y alegría, pues representa un claro indicador de que los procesos de restauración ecológica implementados en la zona están dando resultados visibles.
De potrero a refugio vivo de armadillos y otros animales

El Parque Aluxes, ubicado en el kilómetro 2.6 de la carretera Palenque–Ruinas, a solo cinco minutos del centro de la ciudad y diez de la terminal del Tren Maya, fue en el pasado un terreno degradado destinado a actividades ganaderas.
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Sin embargo, tras años de esfuerzo, reforestación y cuidado ambiental, se ha convertido en un santuario de selva que hoy alberga diversas especies de flora y fauna nativa.
Los armadillos avistados forman parte de este renacimiento ecológico. Según especialistas, el regreso de especies como ellos indica que los ecosistemas recuperan su equilibrio natural y que las condiciones del hábitat se vuelven propicias para su supervivencia.
Un hogar seguro para la biodiversidad
Además de los armadillos, el Parque Ecológico Los Aluxes ha registrado el regreso de aves, reptiles y mamíferos que antes habían desaparecido del área debido a la deforestación y al impacto humano. La presencia de estos animales es una señal positiva de que el espacio se consolida como un refugio seguro donde la vida silvestre puede reproducirse y prosperar.
Los responsables del parque subrayan que cada avistamiento es un recordatorio del valor que tiene la restauración ambiental. “La naturaleza siempre encuentra el camino para renacer, pero necesita de nuestra ayuda. Lo que hace unos años fue un potrero, hoy es una selva viva que demuestra que sí se puede rescatar lo perdido”, compartieron en un comunicado.
Con iniciativas como esta, Palenque refuerza su papel como un destino no solo cultural y arqueológico, sino también ecológico. El avistamiento de la familia de armadillos se convierte así en un símbolo de esperanza y en una invitación a la ciudadanía y visitantes a valorar, proteger y participar en la conservación de los ecosistemas.