Un estudio reciente, publicado en el Journal of Feline Medicine and Surgery, ha examinado minuciosamente los datos recopilados de 8.000 gatos domésticos en el Reino Unido que fallecieron durante un período comprendido entre enero de 2019 y marzo de 2021.
El epidemiólogo de animales de compañía del Royal Veterinary College de Londres, Dan O’Neill, en una entrevista con Livescience, destacó la motivación principal detrás de este estudio: proporcionar información precisa y detallada para empoderar a los dueños de mascotas, permitiéndoles tomar decisiones informadas sobre la salud y el bienestar de sus felinos.
Con el objetivo de ofrecer una perspectiva integral sobre la esperanza de vida felina, los investigadores elaboraron meticulosamente unas “tablas de vida”, que les permitieron calcular la esperanza de vida restante promedio a distintas edades. Para garantizar la precisión de los resultados, se excluyeron los datos de aquellos gatos que fallecieron antes de alcanzar una edad específica.
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Entre los hallazgos más significativos del estudio se destaca que los gatos domésticos en el Reino Unido tienen una esperanza de vida media de 11,7 años al nacer. Además, se observó que los gatos mestizos superan en promedio en 1,5 años a sus contrapartes de pura raza. Los birmanos exhibieron una longevidad aún mayor, con una esperanza de vida promedio de 14,4 años, mientras que los gatos de la raza phynx mostraron una esperanza de vida significativamente menor, con un promedio de 6,7 años, atribuido en parte a una predisposición genética a enfermedades cardíacas y otras afecciones.
Además de la genética, otros factores como el género también demostraron influir en la esperanza de vida felina. Se encontró que las gatas vivían en promedio 1,3 años más que los gatos machos, y que los gatos esterilizados y castrados presentaban una esperanza de vida 1,1 años mayor.
Los investigadores también señalaron la posible influencia de variables culturales, como el estilo de vida del gato, es decir, si tiene acceso al exterior o permanece en el interior. Sin embargo, reconocieron que estas preferencias son difíciles de cuantificar, ya que no se registran sistemáticamente en las clínicas veterinarias.