En el norte de Inglaterra, en una escena que mezcla tradición y descubrimiento, una estudiante de arqueología vivió un momento inesperado poco después de comenzar su primera excavación profesional. A tan solo noventa minutos de iniciar su intervención en Redesdale, una joven de 21 años desenterró un pequeño objeto de oro medieval, que había permanecido oculto bajo tierra por más de un milenio.
Procedente del estado de Florida, Estados Unidos, la estudiante participaba en una campaña organizada por la Universidad de Newcastle. El sitio, conocido por su proximidad a Dere Street, una antigua vía romana que unía York con el norte de Escocia, resultó ser un enclave significativo para la primera incursión de esta joven en el trabajo arqueológico de campo.
El hallazgo consistió en un objeto dorado macizo cuya longitud alcanza alrededor de 4 centímetros. A simple vista, parecía un ornamento decorativo común, pero los análisis preliminares lo datan en el siglo IX, lo que lo ubica en plena Edad Media temprana. Su diseño —una forma de pomo delicado— guarda un notable parecido con otro objeto hallado en el mismo enclave por un detectorista en 2021: un alfiler con cabeza esférica, también de oro, fechado entre el 800 y el 1000 d.C.). Ambos artefactos comparten tamaño, estilo y contexto, lo que ha llevado a los expertos a pensar que podrían estar relacionados, quizás parte de una misma ofrenda o conjunto ritual.
El uso del oro en dicho periodo estaba reservado exclusivamente a las élites, tanto religiosas como sociales. Por ello, la ubicación del hallazgo —cerca de centros espirituales medievales importantes como Jedburgh y Hexham— sugiere que los objetos podrían haber formado parte de rituales ceremoniales o religiosos. James Gerrard, profesor en Newcastle que lidera la excavación, comentó que es posible que los objetos fueran enterrados de forma intencional, reforzando su significado simbólico más allá del valor material.
La joven arqueóloga, quien no había podido tomar parte en excavaciones anteriores debido a una enfermedad —en particular una en Birdoswald—, vivió un momento de gran emoción y sorpresa con este hallazgo. “No podía creer que hubiera encontrado algo tan pronto en mi primera excavación”, expresó entre asombro y entusiasmo.
Este objeto, junto al hallado en 2021, será sometido a estudios más rigurosos a través del Portable Antiquities Scheme del Reino Unido, sistema que facilita el registro científico de piezas arqueológicas halladas por particulares y profesionales.
Finalmente, Andrew Agate, enlace del programa en el noreste de Inglaterra, destacó el impacto positivo de esta colaboración entre detectoristas aficionados y arqueólogos profesionales para enriquecer el conocimiento histórico de la región.