Emilia Clarke tuvo miedo de ser despedida de Juego de tronos luego de su hemorragia cerebral, aquella que la incapacitó durante meses y contra la que luchó a lo largo de los años.
La actriz británica que encarnó a Daenerys Targaryen, la reina en el exilo, reclamadora del Trono de Hierro de Poniente, desde la primera temporada del éxito de HBO.
La serie, que se estrenó en 2011, rompió todos los récords, y contó con Emilia Clarke como uno de sus grandes pilares. Sin embargo, la intérprete sufrió un aneurisma y experimentó afasia tras la conclusión de la primera tanda de episodios. Su enfermedad puso en riesgo su trabajo en el show.
A través d una entrevista en Harper’s Bazaar, Clarke habló sobre su hemorragia cerebral y las consecuencias que tuvo en su trabajo como Daenerys Targaryen en Juego de tronos. La actriz dice que su principal preocupación no era morir, aunque su condición conlleva una tasa de mortalidad del 33 por ciento y la existencia grandes secuelas físicas. Su mayor miedo era que la despidieran de la serie. “No tenía miedo de morir. ¡Tenía miedo de que me despidieran! Decidí: ‘Esto no es algo que me vaya a afectar o definir’. Nunca cedí ante ningún sentimiento de ‘¿Por qué yo? Esto apesta’. Pensé: ‘tengo que volver a hacerlo’“, comentaba la actriz.
Clarke, que se estaba preparando para hacer ejercicio para aliviar el estrés de la filmación, comenzó a sentir un fuerte dolor de cabeza. Se desmayó y la llevaron de urgencia al hospital, donde rápidamente le diagnosticaron una hemorragia subaracnoidea.
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Para muchas personas, esta emergencia médica acaba con un resultado trágico. Dos años más tarde de ese suceso, Clarke sufrió otra hemorragia cerebral y una operación simple acabó mucho peor de lo que se esperaba en un principio, complicando la supuesta solución.
La actriz hizo frente a un dolor insoportable, experimentó afasia, un trastorno que afecta la capacidad de una persona para hablar -Bruce Willis padece esta dolencia- e intentó recuperarse cuanto antes, lejos de la opinión pública y de otras personas, ya que intentó ocultar su enfermedad el mayor tiempo posible. Como actriz profesional de fama mundial, esto hizo que Clarke temiera seriamente por su seguridad laboral. Creía que la iban a despedir y sustituir por otra persona. Se sentía “destrozada” y le preocupaba que los productores de show la vieran como una “persona poco confiable” y la despidieran.
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Con información de Vandal