Las intensas lluvias e inundaciones registradas en los últimos días en Veracruz han desatado una emergencia sin precedentes en la región norte del estado. Los municipios de Poza Rica y Tuxpan amanecieron bajo el agua tras el desbordamiento de los ríos Cazones y Pantepec, dejando a su paso calles convertidas en ríos, viviendas colapsadas y comunidades enteras incomunicadas. Las escenas captadas por los habitantes reflejan el drama humano que se vive en la zona: familias atrapadas en sus casas, automóviles flotando en medio de las corrientes y rescates improvisados entre la desesperación y el miedo.
En Poza Rica, la situación alcanzó niveles críticos durante la madrugada del viernes, cuando las precipitaciones rebasaron la capacidad del drenaje y los cauces naturales. En cuestión de horas, colonias enteras quedaron anegadas por el desbordamiento del río Cazones, cuyas aguas arrasaron con todo a su paso. Los vecinos describen cómo el agua comenzó a subir rápidamente, invadiendo salas, cocinas y recámaras, sin dar tiempo para resguardar pertenencias. En algunos sectores, el nivel del agua superó los tres metros, dejando autos y motocicletas completamente sumergidos.
Las autoridades municipales y estatales activaron los protocolos de emergencia ante la magnitud del desastre. Elementos del Ejército Mexicano implementaron el Plan DN-III-E, mientras que la Secretaría de Marina desplegó brigadas del Plan Marina para apoyar en labores de rescate y traslado de damnificados. Se habilitaron albergues temporales en escuelas, centros comunitarios y gimnasios para recibir a cientos de familias que lo perdieron todo o que permanecen en zonas de riesgo. La logística, sin embargo, se ha visto obstaculizada por la dificultad para acceder a varias colonias donde las corrientes siguen siendo fuertes.
Tuxpan, por su parte, enfrenta un panorama igualmente alarmante. El desbordamiento del río Pantepec provocó inundaciones en al menos diez colonias, incluyendo áreas céntricas y residenciales. Las imágenes muestran avenidas principales totalmente cubiertas de agua y viviendas donde apenas sobresalen los techos. Los servicios de emergencia trabajan a contrarreloj para rescatar a personas atrapadas y evitar mayores pérdidas humanas. En varias zonas, los vecinos han tenido que improvisar balsas con tambos o cámaras de llanta para movilizarse.
Los daños materiales son cuantiosos. Viviendas, negocios y vehículos han resultado seriamente afectados, mientras que el suministro eléctrico y el servicio de agua potable presentan fallas en distintos puntos. La infraestructura urbana también ha sufrido estragos: carreteras y calles principales presentan socavones, drenajes colapsados y acumulaciones de basura que complican el flujo del agua. Las autoridades locales reconocen que la recuperación tomará semanas, y que el recuento total de pérdidas aún está en desarrollo.
Las imágenes compartidas en redes sociales han multiplicado la atención sobre la tragedia. Videos muestran el momento en que personas son arrastradas por la corriente, familias piden auxilio desde los techos de sus casas y vehículos flotan sin control. La población ha respondido con una ola de solidaridad: grupos de voluntarios, iglesias y organizaciones civiles se han movilizado para distribuir víveres, cobijas y ropa seca. Al mismo tiempo, las autoridades exhortan a mantener la calma y seguir las indicaciones de Protección Civil.
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El saldo humano de esta emergencia también comienza a reflejar su dureza. Hasta el momento, se han confirmado varias víctimas mortales y decenas de personas han tenido que ser trasladadas a refugios temporales. Brigadas médicas y psicólogos del DIF estatal brindan atención a quienes resultaron afectados física o emocionalmente por la emergencia. Los equipos de rescate continúan recorriendo zonas de difícil acceso, donde aún se reportan personas desaparecidas o incomunicadas.
Mientras tanto, continúan los esfuerzos para drenar el agua acumulada en las zonas más bajas. Personal de Obras Públicas y Protección Civil trabaja en la apertura de canales provisionales y en el retiro de escombros que bloquean el paso del agua. Se prevé que en los próximos días inicien tareas de saneamiento, limpieza y fumigación para prevenir enfermedades derivadas del estancamiento y la contaminación.
El pronóstico meteorológico no ofrece alivio inmediato. Los modelos climáticos indican que las lluvias podrían continuar en el norte de Veracruz durante el fin de semana, con posibilidad de tormentas eléctricas y descargas fuertes de agua. Esto mantiene a las autoridades en alerta máxima y a la población en incertidumbre. Los sistemas de monitoreo fluvial reportan niveles aún elevados en varios ríos, lo que incrementa el riesgo de nuevos desbordamientos.
Frente a este panorama, el llamado a la solidaridad y la acción coordinada es urgente. Las autoridades exhortan a la ciudadanía a mantenerse informada, evitar desplazarse en zonas inundadas y colaborar con las brigadas de rescate y asistencia. La recuperación será un proceso largo, que exigirá no solo reconstruir viviendas y caminos, sino también restaurar la confianza y la seguridad de las familias que lo perdieron todo. Poza Rica y Tuxpan enfrentan uno de los capítulos más duros de su historia reciente, y su resiliencia será puesta a prueba una vez más ante la fuerza implacable de la naturaleza.
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Con información de MVS Noticias