El 10 de junio de 1971, México vivió una de las represiones estudiantiles más brutales de su historia: la matanza del Jueves de Corpus, también conocida como El Halconazo.
Aquel día, un grupo paramilitar entrenado y financiado por el Estado, junto con elementos policiales, atacó a estudiantes que marchaban pacíficamente por las calles de la Ciudad de México. Al menos 120 jóvenes fueron asesinados.
La marcha había sido convocada por estudiantes de la UNAM y el IPN en apoyo a la huelga de la Universidad Autónoma de Nuevo León, en defensa de la autonomía universitaria y otras causas. Salieron del Casco de Santo Tomás con rumbo al Zócalo capitalino, portando pancartas con consignas como “Educación popular” y “Libertad a los presos políticos”.
¿Qué pasó en El Halconazo?
A la altura de la estación Normal del Metro, los estudiantes fueron interceptados por un grupo llamado “los Halcones”, compuesto por jóvenes y exmilitares reclutados en zonas marginadas del entonces Distrito Federal.
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Este grupo fue entrenado por los gobiernos de México y Estados Unidos para contener movilizaciones sociales, utilizando armas de fuego como pistolas calibre .45 y carabinas M-2.
La represión fue brutal: los Halcones dispararon contra los manifestantes y los golpearon hasta matarlos. Todo ocurrió frente a elementos de la policía capitalina, que no intervinieron. A pesar de la magnitud de la masacre, el entonces presidente Luis Echeverría se deslindó de los hechos, lo que generó indignación y protestas a nivel nacional.
El largo camino hacia la justicia
No fue sino hasta el año 2001 cuando la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) emitió una recomendación exigiendo la investigación de la masacre. Se creó la Fiscalía Especial para Movimientos Sociales y Políticos del Pasado, que, sin embargo, no logró resultados concretos en cuatro años de trabajo.
Con el paso del tiempo, la CNDH abrió una oficina para investigar la represión del pasado reciente y emitió una recomendación general para garantizar derechos como la protesta pacífica, la libertad de expresión y la libertad de asociación.
A 54 años del Halconazo, el recuerdo de los jóvenes asesinados sigue vigente como símbolo de lucha por la democracia y los derechos humanos en México.
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