La carrera espacial vuelve a acaparar titulares, y esta vez fue Rusia quien protagonizó un episodio tan ambicioso como peculiar. El país lanzó una nave repleta de seres vivos, en una misión que recordó a un auténtico “Arca de Noé” espacial. El objetivo: estudiar los efectos del entorno cósmico sobre los organismos terrestres. Sin embargo, al regreso, se confirmó que algunos de los pasajeros no sobrevivieron al viaje.
De acuerdo con la agencia espacial rusa Roscosmos, la nave —parte de la misión Bion-M nº 2— despegó el 20 de agosto y orbitó la Tierra durante 30 días. En su interior viajaban 75 ratones, 1,500 moscas de la fruta, semillas, cultivos celulares y otros organismos. El aterrizaje se realizó el 19 de septiembre, marcando el cierre de una de las pruebas biológicas más grandes en años para la exploración espacial.
Un viaje de ciencia y supervivencia

Los resultados iniciales revelaron que de los 75 ratones, 65 regresaron con vida. Las muertes, según los reportes, se debieron a causas naturales y, en algunos casos, a comportamientos agresivos entre los propios animales durante la misión.
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Los científicos rusos ya iniciaron los análisis para determinar los efectos de la radiación cósmica y la microgravedad sobre los organismos.
Los roedores fueron divididos en distintos grupos: algunos recibieron tratamientos químicos o genéticos, mientras otros sirvieron como control. Con esta estrategia, los investigadores esperan identificar qué tipo de protección resulta más eficaz para resistir las condiciones del espacio. Las conclusiones servirán como base para el desarrollo de futuras misiones humanas, incluyendo las planeadas junto a China.

Resultados que marcarán la exploración del futuro
El estudio también incluyó a las moscas de la fruta, descendientes de ejemplares criados en la Estación Espacial Internacional. Estas especies nunca han estado en un ambiente terrestre “normal”, lo que permitirá comparar su evolución biológica frente a organismos que sí lo han hecho. Además, se evaluará cómo las semillas y cultivos celulares resistieron el entorno espacial, información clave para futuras misiones de larga duración.

Rusia considera que los hallazgos del “Arca de Noé” espacial podrían influir directamente en el diseño de su próxima estación orbital. Los experimentos ayudarán a crear entornos más seguros y sostenibles para los astronautas, además de ampliar el conocimiento sobre la vida fuera de la Tierra. Aunque hubo bajas, la misión representa un paso firme hacia la adaptación de los seres vivos más allá de nuestro planeta.
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