El Monte Gólgota, escenario bíblico de la crucifixión de Jesús según los Evangelios, sigue siendo objeto de intenso debate entre arqueólogos e historiadores. Dos sitios en Jerusalén compiten por ser reconocidos como el auténtico lugar: la Basílica del Santo Sepulcro y el Jardín de la Tumba.
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La tradición católica y ortodoxa señala el lugar dentro de la Basílica del Santo Sepulcro, donde desde el siglo IV se venera una formación rocosa. Recientes estudios con radar penetrante confirmaron que el área coincide con descripciones de peregrinos antiguos.
El sitio alterno, promovido por protestantes, muestra una colina con forma de calavera (Gólgota significa “lugar de la calavera”) y una tumba cercana. Excavaciones revelaron que data del siglo I d.C., pero no hay evidencia directa de su vinculación con Jesús.
El arqueólogo israelí Dan Bahat explica: “El Santo Sepulcro está dentro de lo que eran las murallas de Jerusalén en el siglo I, lo que contradice la costumbre romana de crucificar fuera de la ciudad”. Esta anomalía sigue sin resolverse satisfactoriamente.
Nuevas tecnologías están arrojando luz al misterio. Análisis de polen fosilizado en el Santo Sepulcro confirmó la presencia de plantas mencionadas en los Evangelios, como trigo y cebada silvestre.
El Vaticano mantiene su postura oficial apoyando la autenticidad del Santo Sepulcro, aunque en 2022 permitió por primera vez peregrinaciones al sitio alterno, gesto ecuménico sin precedentes.
Para los creyentes, más allá de la evidencia científica, el valor espiritual trasciende coordenadas geográficas. “El verdadero Gólgota está en cada acto de amor que renace del sacrificio”, reflexionó el teólogo Hans Küng antes de fallecer.
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Con información de: El Universal