El legado del arqueólogo Alberto Ruz L’huillier, célebre por haber descubierto la tumba del rey maya Pakal en Palenque, Chiapas, será preservado y difundido gracias a la donación de su acervo personal al Archivo Nacional del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH). La noticia fue recibida con entusiasmo por especialistas, académicos y estudiantes de arqueología, pues se trata de un testimonio invaluable de uno de los investigadores más influyentes en el estudio de las culturas mesoamericanas.
El acervo incluye diarios de campo, fotografías inéditas, correspondencia personal y documentos que registran décadas de trabajo arqueológico en distintas zonas de México. Entre los materiales destacan los apuntes originales de las excavaciones realizadas en la ciudad maya de Palenque, donde en 1952 Ruz L’huillier encabezó el hallazgo de la tumba de Pakal, un acontecimiento que cambió para siempre el rumbo de la arqueología mesoamericana y colocó a México en el centro de la investigación internacional.
Para el INAH, esta donación no solo representa un acto de preservación patrimonial, sino también una oportunidad de acercar a nuevas generaciones al pensamiento y la metodología de un científico que transformó la disciplina. Los documentos serán catalogados y digitalizados, garantizando su acceso al público y evitando el deterioro natural del papel. Con ello, se busca fomentar la investigación interdisciplinaria y facilitar la consulta a estudiantes e investigadores de todo el mundo.
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Alberto Ruz L’huillier, de origen cubano pero naturalizado mexicano, llegó a México en la década de 1930 y se integró al INAH en 1945. Su carrera se distinguió por una rigurosidad científica que combinaba el estudio arqueológico con el análisis histórico y antropológico. Su trabajo en Palenque le permitió no solo descubrir la tumba de Pakal, sino también descifrar aspectos fundamentales de la cosmovisión y la organización política de los mayas. Sus aportaciones lo convirtieron en referente obligado dentro de la arqueología mundial.
La donación de su acervo fue gestionada por familiares del arqueólogo y apoyada por instituciones culturales que reconocen la relevancia de mantener vivo su legado. En palabras de representantes del INAH, este acto constituye “un regalo para México”, pues asegura que los materiales no se pierdan en colecciones privadas ni en mercados internacionales, donde muchas veces se dispersan piezas documentales de enorme valor histórico.
Uno de los aspectos más destacados de este archivo es la serie de fotografías inéditas que retratan las primeras excavaciones en Palenque. Estas imágenes permiten apreciar el estado original de los templos y tumbas, así como el proceso de recuperación de objetos que hoy forman parte de museos nacionales e internacionales. Al mismo tiempo, muestran la precariedad de las condiciones de trabajo de los arqueólogos de la época, lo que da una dimensión más humana a la historia de los descubrimientos.
Los diarios de campo de Ruz L’huillier, escritos con detalle meticuloso, constituyen una fuente de información inestimable. En ellos no solo se consignan datos técnicos, sino también reflexiones personales, impresiones sobre el entorno y observaciones que ayudan a comprender el contexto cultural de las investigaciones. Estos escritos aportan una mirada íntima a la práctica arqueológica y permiten acercarse al pensamiento de un hombre que dedicó su vida a rescatar la memoria de los pueblos antiguos.
La incorporación de este acervo al Archivo Nacional del INAH fortalece el papel de la institución como custodio de la memoria arqueológica de México. En los últimos años, el INAH ha trabajado en la digitalización de colecciones documentales para garantizar su conservación y facilitar su acceso. La llegada de los materiales de Ruz L’huillier se suma a este esfuerzo y reafirma la importancia de la colaboración entre familias, instituciones y la sociedad civil para proteger el patrimonio histórico.
Para la comunidad científica, contar con este acervo abre nuevas posibilidades de investigación. El análisis comparativo de notas de campo con los hallazgos actuales puede ofrecer perspectivas renovadas sobre la interpretación de los sitios mayas y otros enclaves mesoamericanos. Asimismo, la difusión pública del archivo contribuirá a despertar el interés de jóvenes estudiantes por la arqueología y las ciencias sociales.
Alberto Ruz L’huillier al Archivo Nacional del INAH es un acontecimiento que trasciende lo académico: representa un acto de memoria y de justicia cultural. Su legado no solo se preserva en los templos y tumbas que excavó, sino también en los documentos que ahora estarán disponibles para que las generaciones futuras comprendan y valoren la riqueza del pasado mesoamericano.
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Con información de LA JORNADA