El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, volvió a encender la polémica internacional tras anunciar un arancel del 100% a todas las películas producidas fuera de territorio estadounidense. Según el mandatario, otros países han aprovechado la fortaleza de Hollywood para “robar” a la industria del cine en condiciones que comparó con “quitarle un dulce a un bebé”.
El anuncio fue realizado a través de su red Truth Social, donde el republicano defendió la medida como un acto de justicia para proteger a la industria fílmica estadounidense. “¡Hagamos que América vuelva a ser grande!”, escribió en su publicación, reiterando su lema de campaña.
Donald Trum y su choque con la industria

Durante su mensaje, Donald Trump no solo señaló a la industria internacional, sino que también arremetió contra Gavin Newsom, gobernador de California, a quien calificó de “débil e incompetente” por no frenar lo que considera un saqueo al talento y a los recursos de Hollywood.
TAL VEZ TE INTERESE: Donald Trump busca tener el control total de TikTok
La medida, sin embargo, genera más dudas que certezas. Expertos en comercio y en producción cinematográfica han cuestionado cómo se aplicaría el impuesto: si recaería sobre los costos de producción, la venta de entradas, la distribución digital o las plataformas de streaming. Hasta ahora, la Casa Blanca no ha emitido un comunicado oficial que precise los alcances de la política.

Precedente de amenazas
Esta no es la primera vez que Trump amenaza con intervenir en el negocio del entretenimiento. En mayo pasado ya había advertido que consideraba un impuesto especial contra las películas extranjeras, lo que provocó fuertes críticas de cineastas, productores y analistas económicos. En aquel momento, se le acusó de desconocer los tratados comerciales vigentes y de intentar politizar una industria globalizada.
El nuevo anuncio eleva la tensión con países que mantienen vínculos estrechos con Hollywood, tanto en coproducciones como en distribución de cintas. México, Canadá, Reino Unido y Corea del Sur podrían verse directamente afectados, dado que sus películas ocupan espacios crecientes en salas y plataformas estadounidenses.

Más allá de los efectos económicos, críticos consideran que la medida podría ser contraproducente para el propio público estadounidense, pues limitaría la diversidad de contenidos y encarecería el acceso a películas extranjeras que gozan de gran popularidad.
Mientras tanto, la industria cinematográfica internacional se mantiene a la expectativa, en espera de una aclaración formal sobre cómo se implementaría este arancel que, de concretarse, abriría un nuevo capítulo en la ya controvertida política comercial de Donald Trump.