Porque la vida es lo más importante, hoy hablare de la divulgación de la ciencia y la felicidad.
Esta es la cápsula número ¡200! y es como un gran cumpleaños, por ello, me voy a permitir esta licencia de hacer una reflexión personal sobre la divulgación del conocimiento y el valor que le asigno.
La divulgación de la ciencia pretende hacer accesible cierto conocimiento especializado. Es tender un hermoso puente entre el mundo científico y el resto del mundo, que no tendrían -por cierto- por qué estar separados.
Hablar de ciencia es el camino que permite a las personas la integración de este conocimiento a su cultura y a su vida diaria, y desde mi punto de vista también acerca a la felicidad… Me explico:
La búsqueda del conocimiento ha de tener como meta fundamental el mayor bienestar posible para las personas, y así como es necesaria para el desarrollo de la sociedad, también es muy importante la comunicación del mismo para la apropiación por todas las personas posibles, y no se trata solo de datos y conocimientos, no; sino de herramientas, habilidades, y generación de procesos de pensamiento crítico que las personas requerimos para superar los tiempos como éstos, tiempos de post verdad, tiempos de conspiracionismos, teorías de complot y nuevos obscurantismos, en donde las “fake news”, son “la neta”, tiempos de locura y desigualdades.
Ganar capacidades de reflexión, es ganar capacidad para ser libre y tomar buenas decisiones, es ganar capacidad para ser felices.
Así vivo yo la grandiosa aventura de la búsqueda y divulgación del conocimiento, en mi caso, el científico.
En palabras que Antonio Claret, astrofísico brasileño, pone en boca de Alfonso X: “El saber no tiene dueño, ni reyes, el saber es un rio que fluye sin dirección y sin fin”.