El derretimiento de los glaciares en la Antártida, impulsado por el calentamiento global, tendrá repercusiones significativas en diversas regiones del mundo, incluyendo México. Especialistas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) advierten que este fenómeno podría provocar inundaciones y la intrusión de agua salina en zonas costeras del país, afectando particularmente a la Península de Yucatán y el estado de Veracruz.
Patricia Valdespino Castillo, profesora de la Escuela Nacional de Ciencias de la Tierra de la UNAM, enfatiza la importancia de que México se integre a las investigaciones científicas en la Antártida. Actualmente, nuestro país es el único miembro latinoamericano de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) que no ha suscrito el Tratado Antártico, un acuerdo internacional firmado en 1959 por 12 naciones y que hoy cuenta con la participación de 58 países. Este tratado establece a la Antártida como una reserva natural dedicada a la paz y la ciencia.
La profesora Valdespino subraya que lo que ocurre en la Antártida tiene efectos directos en México. El aumento de las temperaturas en el continente blanco está relacionado con posibles escenarios futuros de inundaciones y la penetración de agua salina en ciertas áreas costeras mexicanas. Las regiones más vulnerables incluyen las costas de Veracruz y, de manera especial, la Península de Yucatán, que abarca los estados de Campeche, Tabasco y Quintana Roo.
Es alarmante que la Antártida marítima y la península antártica sean las zonas que presentan las tasas más elevadas de calentamiento global. En 2020, se registró una temperatura récord de 18.3 grados Celsius en la región. La investigación científica en la Antártida es esencial para comprender, prevenir y mitigar las consecuencias del cambio climático en nuestro país y en el mundo.
Además, Ana Cecilia Espinosa García, técnica académica del Laboratorio Nacional de Ciencias de la Sostenibilidad de la UNAM, comparte su experiencia en la recolección de muestras de agua provenientes del deshielo de los glaciares antárticos. Estas muestras contienen una diversidad de microorganismos, como bacterias, cianobacterias, algas, hongos y virus, que se encuentran en los llamados tapetes microbianos. Estos ecosistemas, que se desarrollan en zonas de contacto entre medios acuáticos y terrestres, son considerados las formas de vida más antiguas de las que se tiene evidencia fósil en la Tierra.
La investigación de estos microorganismos antárticos ofrece oportunidades sin precedentes para la ciencia y puede contribuir al desarrollo sustentable. Ejemplos de ello incluyen el uso de pigmentos de bacterias y algas en celdas fotovoltaicas, la aplicación de bacterias para la remediación de suelos contaminados con hidrocarburos y estudios sobre el estrés térmico e hídrico en microbios y plantas, que podrían ser clave para mejorar cultivos en condiciones adversas.
En resumen, la situación en la Antártida no es un asunto distante; sus efectos se sienten a nivel global y, en particular, en México. Es imperativo que nuestro país se sume a las iniciativas internacionales de investigación y colaboración científica en la región antártica para enfrentar los desafíos que el cambio climático presenta y proteger nuestras zonas costeras y recursos naturales.