Un hallazgo arqueológico en Sierra Papacal, al norte de Yucatán, ha revelado una pieza que podría cambiar lo que se sabe sobre las creencias mayas en torno al tiempo y la vejez. Arqueólogos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) descubrieron una efigie de piedra caliza que representa a un “señor anciano”, figura que, según los expertos, podría estar vinculada con deidades del calendario o del ciclo vital.
La escultura, de aproximadamente 1.2 metros de altura y más de 1,000 años de antigüedad, fue hallada en un conjunto habitacional asociado al Clásico Terminal (800-950 d.C.). Según el arqueólogo Luis Alberto Pacheco, líder del proyecto, “la pieza destaca por su realismo y simbolismo. No se trata de una figura de poder, sino de sabiduría. Representa al anciano como guardián del conocimiento”.
El rostro tallado con detalle —arrugas profundas, mirada serena, boca entreabierta— revela un tratamiento artístico poco común en la escultura maya, donde las figuras de gobernantes suelen aparecer idealizadas. “Esta obra rompe con los cánones de la representación del poder. Aquí no hay diadema ni joyas; hay humanidad”, explicó Pacheco.
El hallazgo fue posible gracias a excavaciones financiadas por el Proyecto Tren Maya, que ha permitido recuperar centenares de piezas antes del desarrollo de infraestructura. Sin embargo, el equipo enfatizó que esta efigie se encontraba en un contexto ritual, rodeada de ofrendas de jade, conchas y cerámica policromada.
La figura podría estar relacionada con el dios Itzamná, una deidad vinculada con la creación, el conocimiento y el paso del tiempo. “Los mayas veían la vejez no como decadencia, sino como plenitud. El anciano era el vínculo entre los dioses y los hombres”, explicó la epigrafista María Teresa Poot.

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El INAH anunció que la pieza será restaurada y exhibida en el Museo del Gran Acuífero Maya, en Mérida, como parte de una exposición dedicada a las representaciones del cuerpo en el arte prehispánico. “Queremos que la gente vea que el arte maya no solo glorificaba el poder, sino también la sabiduría y el ciclo de la vida”, dijo Poot.

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Los arqueólogos también destacaron la relevancia del hallazgo en términos simbólicos. “En una época que idolatra la juventud, esta escultura nos recuerda que la vejez fue vista alguna vez como un estado sagrado. Es un mensaje que trasciende los siglos”, afirmó Pacheco.
El descubrimiento ha despertado interés internacional, y especialistas de universidades de Estados Unidos, España y Alemania han solicitado colaborar en el análisis iconográfico y químico del material. “Cada detalle tallado tiene un significado. Es posible que formara parte de un santuario dedicado al calendario solar”, añadió la investigadora.
El “señor anciano” de Sierra Papacal no solo amplía el conocimiento sobre el arte maya, sino que también ofrece una reflexión contemporánea: el valor del tiempo, la memoria y la sabiduría. En una cultura que corre sin mirar atrás, los antiguos mayas parecen recordarnos que en cada arruga se esconde una historia, y que incluso la piedra puede hablar si se le escucha con respeto.



