La fotografía, más que un medio de capturar imágenes, es una herramienta poderosa que permite explorar y conectar con el entorno. A través de ella, podemos congelar instantes únicos, ya sea de arquitectura, paisajes, animales o personas, para resaltar su belleza y valor estético. Este arte tiene la capacidad de transformar incluso los momentos más cotidianos en algo especial, ofreciendo perspectivas que invitan al aprendizaje y a la reflexión, especialmente sobre nuestro entorno cultural y natural.
Un ejemplo destacado es la imagen compartida por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), que inspira a valorar tanto la creatividad humana como la riqueza cultural de México. En esta ocasión, se centra en un hallazgo arqueológico en el Bosque de Chapultepec: un canal prehispánico que remonta a tiempos descritos en el Mapa de Uppsala, alrededor del año 1550.
El canal y su evolución histórica
Este canal, originalmente un río al sur del Cerro de Chapultepec, ha atravesado transformaciones significativas a lo largo de los siglos. Durante el virreinato, fue adaptado como un caño, y en el siglo XVIII se convirtió en parte del acueducto de Chapultepec, que conectaba las albercas del bosque con la fuente del Salto del Agua a través de 904 arcos. Según las investigaciones actuales, el canal descubierto tiene un ancho máximo de 1.80 metros, lo que habría permitido el paso de pequeñas embarcaciones.
La directora del proyecto “Bosque, Cerro y Castillo de Chapultepec”, junto con un equipo liderado por Liliana Márquez Escoto, explicó que el área explorada mide 2.50 metros de ancho por 4 metros de largo. Sin embargo, el avance de la investigación ha sido limitado por la infraestructura moderna, incluyendo el drenaje y tuberías del Metro, lo que presenta retos significativos para controlar el flujo de agua en la zona.
Descubrimientos adicionales
Entre los hallazgos más relevantes destacan los pilotes de madera utilizados para estabilizar las paredes del canal, que revelan el ingenio hidráulico de sus constructores prehispánicos. Además, se ha identificado un posible muelle con apisonados y una serie de pilotes transversales, hechos de materiales como abeto y oyamel, los cuales están siendo analizados por la Subdirección de Laboratorios y Apoyo Académico (SLAA) del INAH.
Pruebas de prácticas culturales y alimenticias
La excavación ha revelado una notable concentración de restos botánicos como semillas, maderas y gasterópodos, reflejando depósitos lacustres que evidencian la dieta de los antiguos habitantes. Alimentos como quelites, calabaza y jitomate formaban parte de su sustento. Además, los materiales recuperados incluyen piezas cerámicas rituales, como sahumadores y braceros, que podrían haber sido ofrendas a cuerpos de agua durante el Posclásico Tardío.
De la época colonial temprana (1521-1620 d.C.), se hallaron objetos como loza vidriada y monedas macuquinas, indicando la continuidad de ocupación y uso del área. Estas piezas están siendo restauradas por especialistas como Norma García Huerta.
Significado del hallazgo
Este descubrimiento no solo enriquece el conocimiento sobre la historia hidráulica del Bosque de Chapultepec, sino que también ofrece una ventana única a las prácticas culturales, religiosas y alimenticias de los antiguos habitantes de la región. Representa un puente entre el pasado y el presente, destacando la importancia de preservar el patrimonio cultural para comprender mejor la evolución histórica de México.