En una tarde trágica de septiembre, el emblemático funicular Elevador da Glória, uno de los íconos turísticos y patrimoniales de Lisboa, protagonizó un fatal incidente tras descarrilarse, con saldo de al menos 15 personas fallecidas y 18 lesionadas, cinco de ellas en estado crítico.
Detalles del suceso
El percance ocurrió alrededor de las 18:00 horas locales, durante el inicio de la hora pico vespertina, cuando el vagón superior se salió de los rieles y se proyectó contra un edificio cercano, volcándose y quedando destruido. Según informes locales, una falla en el cable de tracción —ya fuese suelto o roto— habría provocado que el vehículo descendiera sin control por la cuesta, impactando con brutalidad.
Respuesta de emergencias y reacciones institucionales
El despliegue fue inmediato y masivo: equipos de rescate, cuerpos de bomberos y ambulancias arribaron en cuestión de minutos al lugar de los hechos. Las labores lograron extraer a las víctimas del amasijo metálico en un tiempo relativamente breve.
Autoridades de Estado expresaron su consternación pública: el alcalde de Lisboa, Carlos Moedas, calificó el día como profundamente trágico, mientras que el presidente Marcelo Rebelo de Sousa transmitió sus condolencias y llamó a una investigación exhaustiva.
Además, el gobierno de Portugal decretó un día de luto nacional, y la alcaldía lisboeta anunció tres días de duelo municipal, reflejando la magnitud del desastre.
Contexto histórico del Elevador da Glória
Inaugurado en 1885 y electrificado desde 1915, el Elevador da Glória conecta la céntrica Praça dos Restauradores con el animado Bairro Alto. Reconocido como monumento nacional desde 2002, moviliza anualmente a más de 3 millones de personas, entre turistas y habitantes.
Investigación y antecedentes técnicos
Las primeras hipótesis apuntan a una rotura en el sistema de cableado como causa del descarrilamiento. Autoridades competentes ya iniciaron una investigación formal para esclarecer las circunstancias del suceso.
Este incidente revive ecos de un suceso anterior, ocurrido en 2018, cuando un fallo por desgaste en las ruedas provocó un descarrilamiento sin víctimas. No obstante, nunca había sido tan devastador como el ocurrido en 2025.