La majestuosidad y antigüedad de las pirámides de Teotihuacan, testigos silenciosos de la historia prehispánica de México, se vieron empañadas por un desafiante turista que decidió ignorar las reglas y subir a la Pirámide de la Luna.
Turista sube a pirámide de Teotihuacan
El incidente, capturado en un video viral, muestra cómo el hombre atravesó el cordón de seguridad para obtener una fotografía, desencadenando la indignación de otros visitantes que, a gritos, le exigieron que descendiera.
El desprecio por las normas y el irrespeto hacia el patrimonio arqueológico son lamentables actitudes que socavan la importancia cultural de estos sitios. En el video, los espectadores instan al infractor a descender, recordándole la prohibición de subir a la pirámide.
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La reacción del turista, que adopta una expresión burlona, evidencia una falta de conciencia sobre la significativa carga histórica y espiritual del lugar que ha sido venerado por generaciones pasadas.
La Pirámide de la Luna, al igual que la Pirámide del Sol, tenía un valor simbólico y religioso fundamental para los antiguos habitantes de Teotihuacan. Dedicada posiblemente a la deidad femenina Chalchiuhtlicue, asociada con las aguas terrenales, este monumento era un espacio sagrado donde se llevaban a cabo ceremonias y rituales relacionados con el culto solar. El irrespetuoso acto del turista contradice la esencia misma de este lugar sagrado.
Es relevante destacar que la irrupción de turistas en zonas arqueológicas es una problemática persistente. Las autoridades y el personal encargado de la conservación enfrentan constantes desafíos para garantizar la protección de estos tesoros históricos.
El video viral es un recordatorio de la necesidad de concienciar sobre la importancia de preservar el patrimonio cultural y de respetar las normativas establecidas para la visita a estos sitios.
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En el ámbito histórico, el nombre de las pirámides proviene de interpretaciones coloniales. Los indígenas informaron a Bernardino de Sahagún que la ciudad era el origen del “Quinto Sol” y que las elevaciones eran conocidas como Tonatiuh Iztácual y Meztli Iztácual, montículo del sol y montículo de la luna. Aunque estas designaciones persisten, es esencial recordar que carecen de respaldo en registros prehispánicos.