En el sur de Francia, el cierre definitivo del parque marino Marineland Antibes en enero de 2025, tras la implementación de una ley que prohíbe los espectáculos con cetáceos, dejó a dos orcas, Wikie y su hijo Keijo, junto a 12 delfines, confinados en instalaciones deterioradas. Las imágenes difundidas por el grupo activista TideBreakers muestran tanques invadidos por algas y estructuras en estado de abandono, evidenciando las precarias condiciones en las que se encuentran estos mamíferos marinos.
Obstáculos en los intentos de reubicación
Diversas organizaciones han propuesto trasladar a los cetáceos a santuarios marinos, como el proyecto en Nueva Escocia, Canadá, que ofrece un entorno más natural y adecuado para su bienestar. Sin embargo, las autoridades francesas han expresado preocupaciones sobre el impacto físico del traslado en los animales y han rechazado propuestas anteriores, incluyendo una reubicación a Japón debido a la falta de regulaciones adecuadas sobre el bienestar de los cetáceos en cautiverio.
Llamados urgentes de organizaciones defensoras de animales
La situación ha generado una ola de indignación entre activistas y defensores de los derechos de los animales. TideBreakers ha instado a las autoridades a tomar medidas inmediatas para garantizar el bienestar de las orcas y delfines, proponiendo incluso la creación de tanques temporales adecuados mientras se encuentra una solución permanente.
El caso de Wikie y Keijo, las últimas orcas en cautiverio en Francia, junto con los 12 delfines, representa un desafío significativo en términos de ética, bienestar animal y responsabilidad institucional. La comunidad internacional observa con atención, esperando que se tomen decisiones que prioricen la salud y el bienestar de estos mamíferos marinos.
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