Los cenotes, formaciones naturales de la península de Yucatán, son pozos de agua dulce que han fascinado tanto a locales como a turistas. Estos cuerpos de agua, además de su belleza, poseen un profundo significado cultural y espiritual para la civilización maya, que los consideraba portales al inframundo, conocido como Xibalbá.
El término “cenote” proviene de la palabra maya “dzonot”, que significa “abismo”. Estas estructuras se forman cuando la roca caliza se disuelve por la filtración del agua de lluvia, creando cavernas subterráneas que, al colapsar, dan lugar a los cenotes. Pueden presentarse como cuerpos de agua abiertos, semiabiertos o en forma de cavernas.
A pesar de ser atractivos turísticos, muchos cenotes cierran sus accesos al público después de las 17:00 horas. Esta restricción se debe a una combinación de factores que incluyen riesgos naturales y creencias culturales.
Riesgos naturales al anochecer
Con la llegada de la noche, la visibilidad en los cenotes disminuye considerablemente debido a la ausencia de luz natural. Esta falta de iluminación incrementa el riesgo de accidentes, como golpes contra rocas, resbalones o desorientación dentro del agua. Además, algunos cenotes poseen corrientes subterráneas fuertes que, en la oscuridad, son difíciles de detectar y pueden arrastrar a los nadadores hacia zonas profundas o cuevas submarinas. La fauna local también representa un peligro, ya que especies como cocodrilos o serpientes suelen ser más activas durante la noche, aumentando el riesgo de encuentros peligrosos.
Creencias y tradiciones mayas
Para la cultura maya, los cenotes eran sagrados y considerados entradas al Xibalbá, el inframundo. En estos lugares se realizaban rituales y ceremonias en honor a sus deidades y ancestros. Según las leyendas, en los cenotes habitan los aluxes, seres místicos similares a duendes que actúan como guardianes de estos espacios. Se cree que después de las 17:00 horas, los aluxes salen a vigilar los cenotes, y cualquier intrusión humana sin el debido respeto podría ser castigada con travesuras o accidentes. Por ello, es tradición pedir permiso y mostrar respeto al ingresar a estos lugares, especialmente al atardecer.
En resumen, la combinación de peligros naturales y el respeto por las creencias ancestrales son las razones principales por las que se restringe el acceso a los cenotes al anochecer. Estas medidas buscan proteger tanto a los visitantes como preservar la integridad cultural y espiritual de estos lugares sagrados.
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