Hace ya más de 10 años, un grupo de profesores y alumnos, hallaron en las inmediaciones de la Universidad del Caribe en Cancún, una cueva urbana de maternidad de murciélagos, un espacio subterráneo, considerado como de los últimos bastiones naturales que permiten la supervivencia de especies clave para nuestros ecosistemas.
Cueva urbana de maternidad de murciélagos
Fue en 2015, cuando un grupo de profesores movidos por su ímpetu, su amor por la naturaleza y el deseo de saber más, decidieron adentrarse a esta cueva, de acuerdo con el profesor investigador de la UNICARIBE, Juan Francisco Bárcenas, comentó cómo que fue hallaron este ecosistema.
“Esta cueva la descubrimos en el año 2015, en una clase que se llama Medio ambiente y desarrollo sustentable”, con los estudiantes de Ingeniería Ambiental”, dijo.
Destacó que se dieron cuenta que había planes de construcción, en donde está la cueva, se iba a hacer un estacionamiento, calles y canchas.
Por ello, realizaron un reporte para que las autoridades tuvieran en cuenta que había un sistema de cuevas con murciélagos.
Luego de que hicieran llega una carta a rectoría, las autoridades decidieron conservar la zona.
En noviembre de 2022, gracias a la colaboración de la Universidad del Caribe y el CINVESTAV Mérida, se formó un equipo de exploración científica con el apoyo de investigadores locales, se ingresó por primera vez con el equipo adecuado.
En la primera exploración, reveló lo increíble, una cueva activa, viva, que alberga una colonia de murciélagos, en pleno corazón urbano.
Con temperaturas de 40 hasta 45 grados, incluso zonas de hasta 50 grados, se hallaron murciélagos mormópidos Pteronotus mesoamericanus y Mormoops megalophylla, suspendidos en la oscuridad formando densas colonias.
Los investigadores cuantificaron cerca de 200 mil individuos y tras tres años de monitoreo constante, han podido confirmar que esta no es cualquier cueva, sino una cueva de maternidad, un santuario de vida de miles de hembras embarazadas que se congregan en sincronía para dar a luz a las nuevas generaciones, aquellas que pronto, alzarán el vuelo y poblarán nuevamente los cielos.
Este hallazgo despertó admiración, pero también responsabilidad, por lo que el equipo ha trabajado incansable para estudiar, monitorear y proteger este santuario urbano.
Sin duda, un hallazgo que transformó por completo la visión del campus y de la misma ciudad.
Durante tres años han trabajado en la sensibilización de este ecosistema, además se han realizar recorridos, algunos estudiantes de otras escuelas han visitado también la cueva.
Con información de Ambiental Ucaribe