La elección de Robert Francis Prevost como el Papa número 267 de la Iglesia Católica, bajo el nombre de León XIV, ha sido un acontecimiento histórico al convertirse en el primer pontífice nacido en Estados Unidos. Sin embargo, su camino hacia el papado comenzó mucho antes, en los suburbios del sur de Chicago, donde su vocación religiosa se manifestó desde una edad temprana.
Juegos infantiles con significado espiritual
En la localidad de Dolton, Illinois, la infancia de Robert estuvo marcada por una profunda inclinación hacia la fe. Mientras sus hermanos mayores, John y Louis, se entretenían con juegos típicos de la época, como policías y ladrones, Robert prefería actividades que reflejaban su interés por la religión. Utilizaba la tabla de planchar de su madre como altar improvisado y distribuía galletas Necco, similares en forma a las hostias, simulando la comunión. Este comportamiento no pasó desapercibido en su entorno; un vecino llegó a predecir que Robert sería el primer papa estadounidense, una afirmación que, décadas después, se haría realidad.
Una vocación clara desde la niñez
Según relatos de su hermano John, Robert siempre tuvo claro su llamado espiritual. Nunca dudó de su camino hacia el sacerdocio, mostrando una determinación inquebrantable desde temprana edad. Incluso días antes del cónclave que lo elegiría como papa, cuando John le sugirió la posibilidad de ser elegido, Robert respondió con escepticismo, considerando improbable que un estadounidense fuera seleccionado para el papado. Sin embargo, la historia tomaría un giro inesperado.
Reacciones familiares ante la elección papal
La elección de Robert como papa fue recibida con sorpresa y emoción por su familia. Louis, el hermano mayor, quien se encontraba enfermo en cama en su hogar en Florida, fue informado por su esposa sobre la aparición del humo blanco en la Capilla Sixtina. Al encender la televisión y escuchar el nombre “Roberto”, comprendió que su hermano había sido elegido. La noticia le provocó una mezcla de asombro y gratitud, expresando que, de no estar acostado, probablemente habría caído por la impresión.
Un pontífice con raíces humildes y espíritu misionero
Nacido en 1955 en una comunidad obrera del sur de Chicago, Robert Prevost creció en un entorno donde la fe y la humildad eran valores fundamentales. Aficionado al béisbol y seguidor de los Chicago White Sox, su verdadera pasión siempre fue la espiritualidad. Su trayectoria religiosa lo llevó a servir como misionero agustino en Perú, donde trabajó estrechamente con comunidades marginadas, una experiencia que moldeó su enfoque pastoral.
John Prevost destaca las similitudes entre su hermano y el papa Francisco, señalando que ambos compartieron experiencias en América del Sur, trabajando con los pobres y marginados. Esta conexión con las periferias de la Iglesia y su labor en la Congregación para los Obispos en Roma han sido aspectos clave en su formación como líder espiritual.
