La Ciudad de México se prepara para el cierre conmemorativo de los 700 años de la fundación de México-Tenochtitlan, programado para el 13 de agosto de 2025, marcando el fin de un ciclo de celebraciones que comenzaron en 2021. Este evento, organizado por el gobierno capitalino y el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), busca honrar la herencia mexica con actividades culturales, exposiciones y ceremonias en el corazón del Centro Histórico. Sin embargo, algunos cuestionan si estas conmemoraciones priorizan el espectáculo sobre la preservación del patrimonio arqueológico.
La fundación de México-Tenochtitlan, datada tradicionalmente en 1325, es un hito clave en la historia mesoamericana, cuando los mexicas establecieron su capital en un islote del lago de Texcoco. Las celebraciones de los 700 años han incluido exposiciones como La Gran Tenochtitlan en el Museo del Templo Mayor, que ha atraído a miles de visitantes. El cierre promete un evento masivo en el Zócalo, pero algunos críticos señalan que la narrativa oficial podría simplificar la complejidad de la historia mexica.
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El programa del cierre incluye una ceremonia tradicional con danzantes, música prehispánica y una representación teatral sobre la fundación, basada en códices como el Mendoza. El evento también contará con un mercado artesanal y conferencias sobre la cosmovisión mexica, organizadas por el INAH. Sin embargo, la falta de detalles sobre la participación de comunidades indígenas en la planeación ha generado críticas, ya que algunos consideran que estas actividades deberían ser lideradas por descendientes directos de los mexicas.
El Templo Mayor, epicentro arqueológico de Tenochtitlan, será el foco de las actividades, con visitas guiadas y proyecciones audiovisuales que recrean la ciudad en su apogeo. Los organizadores han prometido un espectáculo de luces que resalte la importancia del sitio, pero los arqueólogos advierten que el aumento de visitantes podría dañar las estructuras si no se implementan medidas de conservación estrictas. Este dilema refleja la tensión entre el turismo cultural y la protección del patrimonio.
El gobierno de la Ciudad de México ha invertido en proyectos paralelos, como la restauración de vestigios en el Metro Pino Suárez y la digitalización de archivos históricos. Estas iniciativas buscan acercar la historia mexica al público, pero algunos expertos critican que los recursos se destinan más a eventos mediáticos que a investigaciones arqueológicas de largo plazo. La falta de financiamiento para excavaciones en sitios menos conocidos, como Tlatelolco, sigue siendo un punto de controversia.
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La conmemoración también aborda la resistencia mexica frente a la conquista española de 1521, un tema sensible que ha generado debate. Mientras el gobierno destaca la grandeza de Tenochtitlan, algunos activistas exigen que se reconozca el impacto de la colonización en las comunidades indígenas actuales. La inclusión de foros sobre este tema en el programa es un paso positivo, pero algunos consideran que estas discusiones deben traducirse en políticas concretas de reparación.
El cierre incluirá la presentación de un libro conmemorativo, editado por el INAH, que recopila investigaciones recientes sobre la fundación y el desarrollo de México-Tenochtitlan. Este proyecto busca desmitificar narrativas eurocéntricas y resaltar la ingeniería mexica, como los sistemas de chinampas. Sin embargo, la distribución limitada del libro podría restringir su impacto, especialmente en comunidades fuera de la capital.
La participación de artistas locales, como muralistas y músicos, añade un toque contemporáneo al evento, con obras inspiradas en la iconografía mexica. Sin embargo, algunos artistas han expresado preocupación por la falta de apoyo a proyectos culturales independientes, que a menudo quedan opacados por las iniciativas gubernamentales. Este contraste pone en evidencia la necesidad de un enfoque más inclusivo para celebrar la herencia cultural.
El cambio climático y los problemas estructurales de la Ciudad de México, como el hundimiento del suelo, representan una amenaza para los vestigios de Tenochtitlan. Los organizadores han prometido medidas de sostenibilidad durante el evento, como el uso de materiales reciclables, pero los arqueólogos insisten en que se necesitan soluciones a largo plazo para proteger sitios como el Templo Mayor. La falta de un plan claro para estos retos ha generado escepticismo entre los expertos.
El cierre conmemorativo es una oportunidad para reflexionar sobre la identidad mexicana y el legado de Tenochtitlan en un contexto moderno. Aunque el evento promete ser un hito cultural, su éxito dependerá de su capacidad para involucrar a las comunidades y priorizar la conservación sobre el espectáculo. La grandeza de México-Tenochtitlan, con sus logros y tragedias, sigue siendo un recordatorio de la riqueza y complejidad de la historia nacional.