En tiempos donde los estándares de belleza suelen asociarse con la juventud, una mujer de 55 años está demostrando que nunca es tarde para reinventarse. Se trata de Jacqueline Warren, una abuelita originaria de Essex, Inglaterra, que ha causado furor en redes sociales tras compartir su transformación estética, lograda tras dejar de fumar y someterse a un lifting facial.
Warren, conocida en TikTok como @Nanajak54, acumula más de 17 mil seguidores gracias a los videos donde muestra su cambio radical. Su historia comenzó cuando, luego de años fumando hasta 40 cigarrillos al día, decidió ponerle fin al hábito. Con el dinero que antes destinaba al tabaco —más de mil libras esterlinas al año— financió el procedimiento estético que, asegura, le devolvió la confianza y la vitalidad.
De la salud deteriorada a una vida nueva

Antes de llegar al quirófano, Jacqueline ya había iniciado una transformación personal. Tras lidiar con el sobrepeso, dolores por cirugías fallidas en la cadera y una salud deteriorada, adoptó un nuevo estilo de vida: ayuno intermitente, alimentación saludable, suplementos, cero cafeína y la decisión de abandonar el cigarro.
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La pérdida de 14 kilos fue significativa, pero con ella vino un problema estético: la flacidez en la piel del rostro. Fue entonces cuando decidió recurrir al lifting, cerrando así un ciclo de renovación física y emocional.
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Un lifting en Turquía y el inicio del cambio
Warren voló a Turquía para operarse con el cirujano Ahmet Seyhan, quien realizó un lifting facial profundo, estiramiento de cuello, raspado nasal y transferencia de grasa desde el abdomen al rostro. El resultado fue tan impactante que, según cuenta, sus propios padres temieron no reconocerla.
Su nieta mayor, Mia-Grace, le dijo con sinceridad: “Te ves diferente… pero bien diferente”. En redes sociales, los comentarios han sido mayormente positivos y muchos usuarios la felicitan por atreverse al cambio.

Actualmente, Jacqueline continúa con tratamientos de mantenimiento, como peelings, masajes faciales y plasma caliente. “Estoy aprendiendo a amarme de nuevo”, afirma. Su historia se ha convertido en un símbolo de empoderamiento tardío y prueba de que el cuidado personal no tiene fecha de caducidad.