Una farmacia del distrito de San Miguel fue escenario de un insólito robo protagonizado por cuatro adultos mayores, quienes actuaron con precisión y sin ejercer violencia. La peculiar banda, apodada por medios locales como “los viejitos del robo”, sustrajo productos dermatológicos valuados en cerca de 6 mil soles —equivalentes a más de 33 mil pesos mexicanos— mediante un elaborado método de distracción.
De acuerdo con las imágenes de las cámaras de seguridad, los implicados —tres hombres y una mujer— ingresaron al local aparentando ser clientes comunes. Mientras uno de ellos fingía un dolor de cintura para solicitar medicamentos y mantener ocupada a la cajera, otro comenzó a hacer ruido con unas llaves para captar la atención del personal. En ese momento, los otros dos cómplices aprovecharon para tomar discretamente cremas, bloqueadores y otros productos de alto costo, que colocaron dentro de bolsas negras ocultas en sus mochilas.
Un robo de viejitos sin violencia, pero con estrategia

El medio peruano Exitosa informó que los sospechosos actuaron a plena luz del día, con el rostro cubierto por gorras y una actitud tranquila que no levantó sospechas.
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En el video de seguridad se observa que, en ningún momento, ejercieron agresión física ni verbal. Todo fue parte de una coordinación precisa de los viejitos que duró apenas unos minutos.
La cajera relató a las autoridades que el hombre que fingía malestar insistía en que ella no se alejara del mostrador, mientras el tintineo de las llaves la mantenía distraída. No fue sino horas después cuando notó la ausencia de varios productos dermatológicos en los estantes y decidió presentar una denuncia ante la Policía Nacional del Perú.
El video se hace viral en redes
Las autoridades ya analizan las grabaciones para identificar a los cuatro viejitos responsables del hurto, cuya audacia y edad generaron sorpresa entre los internautas.
En redes sociales, el caso provocó una oleada de comentarios. Algunos usuarios ironizaron sobre la situación con mensajes como: “Es que no sé cómo no se les hace raro el que suena las llaves jajaja”, mientras otros criticaron la falta de seguridad del establecimiento.

Aunque el robo no dejó lesionados ni daños materiales, sí puso en evidencia la creatividad —y descaro— con la que operó esta singular banda de adultos mayores.
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