Marilyn Cote, la mujer que se hizo pasar por psiquiatra en Puebla y acumuló más de treinta denuncias en su contra, ha sorprendido nuevamente. Desde el Penal Femenil de Ciudad Serdán, donde cumple prisión preventiva, ahora imparte clases de catecismo y se presenta como una interna ejemplar, mientras las víctimas continúan esperando justicia.
En el penal, las autoridades han reportado buena conducta de Cote. Participa activamente en actividades religiosas y ha asumido el papel de instructora espiritual, lo que ha generado indignación entre quienes fueron afectados por sus supuestas estafas y engaños.
La nueva vida de Marilyn Cote tras las rejas

“Ella es muy devota, pero también sabe manipular. Tememos que use su influencia y dinero para salir libre”, declaró Aurora Mendoza, madre de Bryant, uno de los jóvenes presuntamente medicados y privados de su libertad por la falsa especialista.
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Durante las audiencias judiciales, Marilyn ha mostrado una actitud desafiante, pero dentro del penal mantiene un comportamiento ejemplar. Para las víctimas, este contraste es una estrategia para limpiar su imagen y obtener beneficios legales.

Pese a ello, el caso ha generado un profundo debate sobre la forma en que algunas personas logran infiltrarse en espacios profesionales sin acreditación real. La historia de Cote es un ejemplo de cómo la falta de supervisión permitió que operara durante años engañando a decenas de personas.
Justicia estancada y víctimas indignadas
Hasta ahora, solo una de las más de treinta denuncias ha sido judicializada: la correspondiente a amenazas contra vecinos. Sin embargo, las audiencias se han pospuesto más de diez veces con el argumento de que la acusada “no se encuentra bien de salud”.
El resto de las carpetas sigue sin avances. “Ya pasó más de un año y no vemos justicia. Esperamos que las autoridades no la dejen manipular el proceso”, señaló Mendoza, quien pidió la intervención del juez David Rodríguez González y de la fiscal Idamis Pastor Betancourt.

La próxima audiencia está programada para el 23 de octubre en la Casa de Justicia de San Andrés Cholula. Las víctimas esperan que ese día marque un avance real en el proceso.
Mientras tanto, Marilyn Cote continúa dando clases de catecismo en el penal de Ciudad Serdán, reinventándose como guía espiritual. Pero fuera de prisión, las víctimas siguen esperando algo más que rezos: justicia.
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