De acuerdo con el reciente informe de la OCDE, México ha visto cómo la proporción del presupuesto destinado a educación se redujo del 15.8 % al 13.2 % del gasto público total entre 2015 y 2022, sumando un descenso significativo en términos relativos al financiamiento del sector educativo. En paralelo, el gasto por alumno disminuyó de aproximadamente 4,079 dólares (76,512 pesos) a alrededor de 3,650 dólares (68,465 pesos) en el mismo periodo.
México contrasta con los aumentos en otros países de la OCDE
Mientras la mayoría de los países miembros de la OCDE incrementaron su inversión por estudiante —pasando de un promedio de 11,955 dólares a 13,210 dólares—, México se sitúa cerca del final de esta tendencia regional, con uno de los bajísimos niveles de inversión educativa por estudiante.
Esta caída en el gasto educativo plantea diversos desafíos. Para empezar, genera una brecha cada vez más marcada frente al promedio de la OCDE, donde los países invierten entre el 10 % y 11 % del gasto público total en educación. Además, el recurso por alumno en México dista significativamente del promedio de otros miembros, lo que podría afectar la calidad docente, infraestructura escolar y acceso equitativo.
Contexto educativo más amplio: México y la OCDE
Otras estimaciones revelan que el apoyo público per cápita en educación básica en México es notablemente inferior al promedio de la OCDE: por ejemplo, el gasto en instituciones primarias públicas representa el 87 % del total, frente a un promedio de 93 % en los países de la OCDE.
Repercusiones a mediano y largo plazo
Una inversión decreciente por alumno puede traducirse en peores resultados en pruebas internacionales y aumentar las brechas de aprendizaje. De hecho, estudios han mostrado que México se mantiene por debajo del promedio OCDE en evaluaciones como PISA, y que la baja inversión relativa se correlaciona con ese desempeño más pobre.