En el Teatro de la Ciudad, los domingos en Cancún suenan diferente. El maestro Ricardo Corona comparte la historia del piano y su música en un ambiente íntimo y acogedor.
Los domingos, el director de orquesta presenta su Concierto Didáctico de Piano, un viaje pensado para descubrir, paso a paso, la magia del instrumento y de los grandes maestros.
Con un estilo cercano y lleno de anécdotas, Corona lleva al público desde la Edad Media —cuando la música servía de soporte a la poesía— hasta el surgimiento de la polifonía, la armonía y el lenguaje clásico que dominaría Europa con figuras como Bach, Haydn, Mozart y Beethoven.
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Explica la evolución del piano como lenguaje independiente, desde su uso religioso hasta convertirse en entretenimiento doméstico en el siglo XVIII, “el Netflix de su época”, bromeó. Entre explicación y explicación, mostró cómo un acorde dominante, un motivo contrastante o un cierre cadencial pueden transformar la forma en que percibimos una obra.
“La música no solo se escucha: se entiende, se siente y se vive”, dijo el maestro, recordando también por qué dejó de tocar en hoteles de Cancún y la Riviera Maya: “Siempre me pedían Piano Man de Billy Joel”, confesó entre risas.
Entre anécdotas, aplausos y sonrisas, Ricardo Corona derribó la solemnidad de las salas de concierto y convirtió la tarde en un encuentro entre amigos. El último acorde no solo cerró una pieza: dejó en el aire la certeza de que la música, cuando se comparte, se convierte en un puente invisible que une épocas, emociones y corazones.